Una exposición para no perderse
01/10/2010 - 09:45
Por:
Cartas al director
ANA ROSA DOMÍNGUEZ SANTAMARÍA / Guadalajara
De la amplia oferta de exposiciones que se presenta estos días en Guadalajara propongo, en especial, una visita a la Retrospectiva del escultor Juan Cruz, 1929-2009 en la Sala del Buero Vallejo. A los iniciados les servirá para saborear en directo unas obras del arte de vanguardia español de la segunda mitad del siglo XX, y, en general, a todos los visitantes, entendidos o no, para disfrutar de unas obras espléndidas, porque para deleitarse con la belleza no se necesita entender sino solamente tener sensibilidad. Además, si se tiene alguna duda teórica sobre las obras, siempre queda la posibilidad de aclararla en el magnífico catálogo que el Patronato Municipal de Cultura ha editado para la ocasión.
¿Pero quién es Juan Cruz? Para imbricarlo en el panorama artístico español hay que decir que pertenece a la generación que inició su andadura en la aislada España de la posguerra, generación artística que a pesar del aislamiento, y con las bendiciones de las autoridades de la época, consiguió poner al arte español en la vanguardia europea; a ella pertenecen artistas como Eduardo Chillida, Pablo Serrano, Julio González o Jorge Oteiza, que a mi entender tienen en común la creatividad, el dominio de la técnica y el paso de la figuración a la abstracción. En lo personal, Juan Cruz es un gran observador, dispuesto siempre a aprender, conocedor profundo de todos los entresijos del difícil oficio de escultor, con sensibilidad, que se retroalimenta del arte y los sucesos del mundo en el que vive y al que es muy probable que cuando le visite la inspiración lo encuentre trabajando. Una vez recibidos por una impresionante foto del artista, ya en la sala, un Autorretrato de pequeño formato, en carboncillo, nos da la bienvenida y nos anuncia que vamos a ver obras de alguien que domina el dibujo; al fondo llama la atención la serigrafía Amantes, contrapunto de color y demostración de cómo con unos trazos seguros y continuos se puede conseguir una obra perfecta, llena de belleza y no exenta de toques de ingenuidad. Pero el grueso de la exposición son las esculturas de formas redondeadas (Amantes) o rotundas (Pastor ibérico), jugando con la masa y el vacío (Pensamiento), o esbeltas y dominadas por el vacío (Dos gracias), con un dominio de lo figurativo (Huella femenina), o claramente geométricas (algunas obras Sin título, en diversos materiales). Varios son los bronces, con distintos tratamientos, dedicados a la música: Guitarrista, Cantaor, Flautista, Violinista
El recuerdo de Henry Moore, Picasso o Chillida flota en la sala. Nos despide el artista con una muestra de su obra en papel utilizando diversas técnicas: dibujo, aguafuerte, xilografía
De los dibujos recomiendo especialmente detenerse en Maternidad, obra tan tierna como precisa en el trazo. El espacio en pendiente en el que se encuentran estos dibujos nos lleva a la salida; espero que pronto podremos ver más obra de Juan Cruz expuesta: por ejemplo fotos de esas obras de gran tamaño que tiene desperdigadas por diversos lugares, pinturas figurativas llenas de color que cuelgan en algunos muros de su casa cañizarense o, en Cogolludo, esa obra tan esperada que recordará a los miembros del Retén de Incendios que perdieron la vida en el incendio de Riba de Saelices.