Una huelga estudiantil del siglo XXI
01/11/2014 - 23:00
Hoy he querido escribir estas líneas por la indignación que me produjo la nueva convocatoria de Huelga Estudiantil. ¿Por qué? ¿Por qué soy uno de esos señoritos cristofascistas que cree que cuanto más alejada esté la educación del pueblo mejor? Pues seguro que será lo primero que dirán. Sin embargo, ese concepto de señorito es tan del S. XIX como lo son sus repetitivas e inútiles convocatorias. Además deben saber que soy hijo de la clase media y debo mi formación en gran medida al Estado del Bienestar. Entonces tendrá que ser por otra cosa, como por ejemplo: Porque es del PP, un cegado que sólo sabe seguir, como un borrego, el camino que le marcan y que no razona, que sólo obedece Pues sí, soy del PP, de NNGG concretamente, pero tampoco terminarán de pillarme por ahí, porque sí razono y me posiciono cuando es necesario. Interpretaciones torticeras al margen, la realidad es que mi opinión en contra de estas huelgas se basa en que no les veo sentido en el ámbito académico. Llevan 40 años de democracia convocando huelgas estudiantiles, con el mismo formato y sin resultados aparentes. ¿No es hora de cambiar? Lo primero que llama la atención son los convocantes que ya huelen, y bastante mal por cierto, los anti-sistema del sindicato de estudiantes, cual Pepiños, talluditos y en primero de Carrera. Parece más razonable que sea el alumno medio, el discente que va a clase, que se esfuerza por obtener buenos resultados quien se haga eco de las reivindicaciones de sus compañeros y las reclamen con firmeza. ºYo propongo dar un giro copernicano a las convocatorias de huelga, hacerlas más atractivas, más Siglo XXI. Como estudiante universitario que va a curso por año, creo que a la sociedad española hay que convencerla de nuestras demandas con resultados. Hagamos, pues, una huelga a la japonesa, empleémonos a fondo este año, tanto en la atención en clase como en las horas de estudio y en la preparación de los exámenes. Demostremos con nuestro esfuerzo que cada euro que se invierte en educación se multiplica por 100 y revierte, posteriormente, a la sociedad en forma de buenos abogados, grandes y preparados maestros, esforzados ingenieros o geniales médicos.
Preparados profesionales que crearan riqueza y prosperidad para el conjunto de la nación española. Y ya veremos si por ese camino, con esa miel no se atrapan más moscas, que con la hiel podrida que nos vuelven a presentar, como nueva los entrañables y viejos camaradas del Sindicato de Estudiantes. Verdaderamente los jóvenes estudiantes somos el motor del país y, nunca, podemos estar parados, mano sobre mano. Nos toca defender la Educación como la mejor inversión del presente y del futuro, en un mundo que ya no entiende más que de finanzas y datos macroeconómicos. Por qué la educación no es como las preferentes, es, sin lugar a dudas, ¡un valor seguro! Y tampoco está de más que, de vez en cuando, los estudiantes lo dejemos meridianamente claro e, incluso, que cuando mi generación dejemos de estudiar y todo esto se nos olvide espero que los que vengan detrás de nosotros nos lo recuerden de nuevo. Por ello yo llamo a mi particular huelga. Nuestros lugares de reunión serán bibliotecas y aulas, y los viernes por la noche algún que otro bar. No habrá hueco para piquetes informativos, pero sí compartiremos apuntes y consejos. No se obligará a tener una ideología determinada, todas tienen hueco en esta huelga. Y cada uno podrá llevar la camiseta del color que quiera; la mía como siempre, será azul.