Urueña, cementerio del románico
30/12/2011 - 11:36
Hasta 1954, año en el que se construyó una fuente arriba en el castillo, los vecinos tenían que bajar al manantial para coger agua.
De origen romano, se cree que pudo ser la antigua Bidunza; lugar floreciente en los tiempos de Ptolomeo. Algunos afirman que la procedencia semántica de su nombre actual viene de las palabras vascas Uru ( ciudad) y Anna (hermana). El paso de los romanos dejo huella, como el puente de la Toresana, con largos tramos de la calzada que unía Zamora y Palencia. La cristianización se consolida en el s. X y es en la centuria siguiente cuando se levanta el castillo, durante el reinado de Alfonso I el Grande. Con Sancho II el Fuerte la villa vive un momento de esplendor, y reside en la fortaleza doña Urraca.
La villa de Urueña formó parte del Infantazgo de Valladolid, territorio en litigio entre Castilla y León. Fruto de este litigio fueron las fortificaciones construidas por Alfonso VIII en el siglo XIII. Tras la unión de ambos reinos, Urueña perdió importancia, recobrándola efímeramente durante las guerras civiles del reinado de Pedro I El Cruel.
En 1415 estuvo allí prisionero por orden de Juan II, Jaime de Aragón, conde de Urgel. También en el castillo de Urueña fueron encerrados ilustres nombres como Fernán Álvarez, el obispo de Palencia o el conde de Luna. Enrique IV cedió la villa a don Pedro Girón, con la facultad de transmitirse por herencia, siendo éste el primer título de la casa de Osuna.
La Villa de Urueña ofrece un claro ejemplo de villa castellana fortificada. Su castillo, de planta rectangular, posee cubos cilíndricos en las esquinas y en el centro de los muros a excepción del situado en la esquina sur, que es de planta cuadrada. En realidad su fisonomía no difiere externamente de la muralla, excepto por la mayor altura de sus muros. La muralla es de mampostería, franqueada de tramo en tramo por cubos semicilíndricos. Lo más destacable son sus dos puertas, la de la Villa, orientada hacia el valle y la del Azogue, orientada hacia el interior del páramo. La primera presenta arco apuntado y posee ranura para rastrillo y huecos para los goznes de la puerta, la segunda, al estar abierta al terreno llano, se dispone flanqueada por dos altos cubos que forman un estrecho callejón antes de llegar a ella. Todas estas construcciones militares, son difíciles de datar, por sus abundantes reconstrucciones, pero podemos fecharlas alrededor del siglo XIV.
Monumentos
Centro Etnográfico Joaquín Díaz.
Se instaló en 1989 en la Casona del Mayorazgo adquirida y rehabilitada por la Diputación Provincial con el objetivo de conservar, exponer, divulgar e investigar un patrimonio transmitido en forma de creaciones artesanales, ritos, narraciones y cantos.
Las colecciones expuestas están formadas por grabados de trajes tradicionales, aleluyas y pliegos de cordel e instrumentos musicales populares y mecánicos. La colección de Campanas reúne 20 piezas fechadas entre los siglos XV y XX, cedidas por el fundidor Manuel Quintana. Se completa con un conjunto de paneles sobre su elaboración, historia y lenguaje. El Aula de la arqueóloga Mercedes Rueda pretende dar a conocer el pasado histórico de Urueña.
Puerta del Norte
Instalada junto a la Puerta de la Villa, constituye otro de los accesos al municipio. De arco apuntado, conserva un cubo a cada lado de la puerta.
Ermita de Nuestra Señora de la Anunciada
Construida en piedra sobre los restos de un monasterio mozárabe, fue edificada entre los siglos XI y XII. Conserva planta rectangular con tres naves y crucero, siendo de mayor altura la central y la del crucero. En su interior destaca la imagen de Nuestra Señora de la Anunciada, lienzo del siglo XVIII que representa Los Desposorios de la Virgen y La Visitación de Santa Isabel.
Murallas
La muralla de Urueña es una de las mejores conservadas de toda la provincia de Valladolid, y mantiene la mayor parte de su perímetro. Edificada en mampostería, se encuentra flanqueada por cubos semicilíndricos, conservando parte de los merlones originales. Durante el reinado de Sancho III el "Deseado", Urueña pasó a ser frontera del reino, lo que obligó a la fortificación de la villa. Sus murallas, hoy reconstruidas en gran parte, comenzaron a edificarse en el s. XII para finalizar en el reinado de Alfonso VII (s. XIII), adaptándose rigurosamente a la topografía del terreno. Tan sólo dos puertas permitían el acceso al interior de la población. La muralla encierra una superficie de 66.000 metros cuadrados.
Puerta de la Villa
Entrada principal a la villa, orientada hacia el valle. Presenta un arco apuntado, con el hueco para el rastrillo, y los goznes para cerrarla.
Castillo de Urueña
Construido entre los siglos XII y XIV, es propiedad del municipio. Actualmente se encuentra en ruinas, y sirve como cementerio. Castillo y muralla forman un conjunto homogéneo, ofreciendo una imagen pétrea del pueblo que vive hacia su interior, si bien sus habitantes recogen los frutos de los campos abajo del páramo. El castillo, en la actualidad muy deteriorado, apenas se distingue de la muralla al tener prácticamente la misma altura. La fortificación cuenta a lo largo de su desarrollo con cubos semicilíndricos.
Ermita de Nuestra Señora de la Anunciada
Se trata de uno de los edificios más peculiares del románico castellano leonés por ser uno de los contadísimos edificios perteneciente al primer románico o románico lombardo, no sólo de la provincia de Valladolid, sino de toda la región. La ermita de Santa María de la Anunciada debió construirse en la sexta o séptima década del siglo XI, siendo, por tanto, uno de los más primitivos edificios del románico castellano leonés.
Presenta planta de tres naves, más ancha y alta la central, crucero no destacado en planta pero sí en altura, cimborrio octogonal sobre el transepto y cabecera triabsidal escalonada. El edificio no se ha librado de las edificaciones parásitas habituales que se adosaron a la cabecera, amén de una sacristía unida al ábside de la Epístola y un pórtico en su fachada de los pies. Toda la construcción tiene fábrica de sillarejo de piedra del Páramo muy porosa, que causa una impresión de envejecimiento. Los muros se decoran con los característicos arquillos y lesenas lombardas.
Las naves se abovedan con medio cañón reforzado por fajones, que continúan hasta el suelo mediante pilastras. Dos pares de vanos con arco de medio punto abiertos en los alto de la nave central iluminan el interior. Todos los arcos formeros y torales son de medio punto, lisos y sin dobladura, mostrando una arquitectura limpia, muy propia casi de lo prerrománico.
El cimborrio es muy característico de esta fase del románico. Sobre los cuatro arcos torales se edificaron trompas bien trazadas convirtiendo el cuadrado en un octógono iluminado por cuatro vanos abiertos a los puntos cardinales. A partir de aquí, progresivamente el octógono se transforma en cúpula semiesférica.
Se encuentra fuera del casco urbano de Urueña, a dos kilómetros de la muralla. Levantada sobre los restos de un monasterio mozárabe, tiene planta rectangular con tres naves y crucero. En el s. XVII sufrió una restauración que afectó al cimborrio, sillería de fachadas y decoración de los ábsides.
De origen romano, se cree que pudo ser la antigua Bidunza; lugar floreciente en los tiempos de Ptolomeo. Algunos afirman que la procedencia semántica de su nombre actual viene de las palabras vascas Uru ( ciudad) y Anna (hermana). El paso de los romanos dejo huella, como el puente de la Toresana, con largos tramos de la calzada que unía Zamora y Palencia. La cristianización se consolida en el s. X y es en la centuria siguiente cuando se levanta el castillo, durante el reinado de Alfonso I el Grande. Con Sancho II el Fuerte la villa vive un momento de esplendor, y reside en la fortaleza doña Urraca.
La villa de Urueña formó parte del Infantazgo de Valladolid, territorio en litigio entre Castilla y León. Fruto de este litigio fueron las fortificaciones construidas por Alfonso VIII en el siglo XIII. Tras la unión de ambos reinos, Urueña perdió importancia, recobrándola efímeramente durante las guerras civiles del reinado de Pedro I El Cruel.
En 1415 estuvo allí prisionero por orden de Juan II, Jaime de Aragón, conde de Urgel. También en el castillo de Urueña fueron encerrados ilustres nombres como Fernán Álvarez, el obispo de Palencia o el conde de Luna. Enrique IV cedió la villa a don Pedro Girón, con la facultad de transmitirse por herencia, siendo éste el primer título de la casa de Osuna.
La Villa de Urueña ofrece un claro ejemplo de villa castellana fortificada. Su castillo, de planta rectangular, posee cubos cilíndricos en las esquinas y en el centro de los muros a excepción del situado en la esquina sur, que es de planta cuadrada. En realidad su fisonomía no difiere externamente de la muralla, excepto por la mayor altura de sus muros. La muralla es de mampostería, franqueada de tramo en tramo por cubos semicilíndricos. Lo más destacable son sus dos puertas, la de la Villa, orientada hacia el valle y la del Azogue, orientada hacia el interior del páramo. La primera presenta arco apuntado y posee ranura para rastrillo y huecos para los goznes de la puerta, la segunda, al estar abierta al terreno llano, se dispone flanqueada por dos altos cubos que forman un estrecho callejón antes de llegar a ella. Todas estas construcciones militares, son difíciles de datar, por sus abundantes reconstrucciones, pero podemos fecharlas alrededor del siglo XIV.
Monumentos
Centro Etnográfico Joaquín Díaz.
Se instaló en 1989 en la Casona del Mayorazgo adquirida y rehabilitada por la Diputación Provincial con el objetivo de conservar, exponer, divulgar e investigar un patrimonio transmitido en forma de creaciones artesanales, ritos, narraciones y cantos.
Las colecciones expuestas están formadas por grabados de trajes tradicionales, aleluyas y pliegos de cordel e instrumentos musicales populares y mecánicos. La colección de Campanas reúne 20 piezas fechadas entre los siglos XV y XX, cedidas por el fundidor Manuel Quintana. Se completa con un conjunto de paneles sobre su elaboración, historia y lenguaje. El Aula de la arqueóloga Mercedes Rueda pretende dar a conocer el pasado histórico de Urueña.
Puerta del Norte
Instalada junto a la Puerta de la Villa, constituye otro de los accesos al municipio. De arco apuntado, conserva un cubo a cada lado de la puerta.
Ermita de Nuestra Señora de la Anunciada
Construida en piedra sobre los restos de un monasterio mozárabe, fue edificada entre los siglos XI y XII. Conserva planta rectangular con tres naves y crucero, siendo de mayor altura la central y la del crucero. En su interior destaca la imagen de Nuestra Señora de la Anunciada, lienzo del siglo XVIII que representa Los Desposorios de la Virgen y La Visitación de Santa Isabel.
Murallas
La muralla de Urueña es una de las mejores conservadas de toda la provincia de Valladolid, y mantiene la mayor parte de su perímetro. Edificada en mampostería, se encuentra flanqueada por cubos semicilíndricos, conservando parte de los merlones originales. Durante el reinado de Sancho III el "Deseado", Urueña pasó a ser frontera del reino, lo que obligó a la fortificación de la villa. Sus murallas, hoy reconstruidas en gran parte, comenzaron a edificarse en el s. XII para finalizar en el reinado de Alfonso VII (s. XIII), adaptándose rigurosamente a la topografía del terreno. Tan sólo dos puertas permitían el acceso al interior de la población. La muralla encierra una superficie de 66.000 metros cuadrados.
Puerta de la Villa
Entrada principal a la villa, orientada hacia el valle. Presenta un arco apuntado, con el hueco para el rastrillo, y los goznes para cerrarla.
Castillo de Urueña
Construido entre los siglos XII y XIV, es propiedad del municipio. Actualmente se encuentra en ruinas, y sirve como cementerio. Castillo y muralla forman un conjunto homogéneo, ofreciendo una imagen pétrea del pueblo que vive hacia su interior, si bien sus habitantes recogen los frutos de los campos abajo del páramo. El castillo, en la actualidad muy deteriorado, apenas se distingue de la muralla al tener prácticamente la misma altura. La fortificación cuenta a lo largo de su desarrollo con cubos semicilíndricos.
Ermita de Nuestra Señora de la Anunciada
Se trata de uno de los edificios más peculiares del románico castellano leonés por ser uno de los contadísimos edificios perteneciente al primer románico o románico lombardo, no sólo de la provincia de Valladolid, sino de toda la región. La ermita de Santa María de la Anunciada debió construirse en la sexta o séptima década del siglo XI, siendo, por tanto, uno de los más primitivos edificios del románico castellano leonés.
Presenta planta de tres naves, más ancha y alta la central, crucero no destacado en planta pero sí en altura, cimborrio octogonal sobre el transepto y cabecera triabsidal escalonada. El edificio no se ha librado de las edificaciones parásitas habituales que se adosaron a la cabecera, amén de una sacristía unida al ábside de la Epístola y un pórtico en su fachada de los pies. Toda la construcción tiene fábrica de sillarejo de piedra del Páramo muy porosa, que causa una impresión de envejecimiento. Los muros se decoran con los característicos arquillos y lesenas lombardas.
Las naves se abovedan con medio cañón reforzado por fajones, que continúan hasta el suelo mediante pilastras. Dos pares de vanos con arco de medio punto abiertos en los alto de la nave central iluminan el interior. Todos los arcos formeros y torales son de medio punto, lisos y sin dobladura, mostrando una arquitectura limpia, muy propia casi de lo prerrománico.
El cimborrio es muy característico de esta fase del románico. Sobre los cuatro arcos torales se edificaron trompas bien trazadas convirtiendo el cuadrado en un octógono iluminado por cuatro vanos abiertos a los puntos cardinales. A partir de aquí, progresivamente el octógono se transforma en cúpula semiesférica.
Se encuentra fuera del casco urbano de Urueña, a dos kilómetros de la muralla. Levantada sobre los restos de un monasterio mozárabe, tiene planta rectangular con tres naves y crucero. En el s. XVII sufrió una restauración que afectó al cimborrio, sillería de fachadas y decoración de los ábsides.