Vena diplomática

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

EL COMENTARIO
Luis Vázquez- Periodista
Mucho me temo que este nuevo año se puede convertir por las previsiones económicas que adornan su nacimiento en un mal ejercicio para todos.
Cuantas reivindicaciones, solicitudes, procesos negociadores, acuerdos y demandas se van a zanjar con un “vuelva usted mañana “por aquello de la crisis. Las negociaciones en el ámbito laboral como ya se ha venido demostrando en los últimos meses vienen marcadas por el actual momento económico.. Las reivindicaciones de los trabajadores chocan frontalmente con parámetros como productividad y demanda, obligando en muchos casos a que cualquier avance, por ejemplo una revisión salarial, se aparque hasta mejor ocasión.
En el campo de las administraciones públicas, los muchos convenios que Gobiernos, diputaciones y ayuntamientos mantienen o comprometieron en su día con colectivos u organismos de rango inferior están pasando por el sastre. Los recortes son llamativos en todos los campos y solo el aluvión de millones comprometido por el ejecutivo central parece alegrar las maltrechas economías que en muchos casos habían fiado su bonanza al ladrillo, ese que dijo basta hace ya más de un año.
También en los hogares va ser mal año para solicitar extras. Con el día a día, muchos ya tendrán más que suficiente. La alargada sombra del desempleo, con unas previsiones para este año que en nada invitan al optimismo, obligará a todos a andar de puntillas en la economía doméstica. Hasta la paga de los pequeños de la casa se verá afectada por el reajuste económico.

Son malos tiempos para pedir, para reclamar mejoras. La posición de fuerza de aquel que no está por la labor de dar se ve reforzada por la crisis. Solo mencionarla parece dejar sin argumentos a aquellos que aspiran a mejorar su estatus, servicios o retribuciones. Aun así el que pida o reclame lo hará cargado de buenas y sensatas razones y por mucha crisis que le echen a la cara luchará cada palmo de terreno en una negociación que nunca dará por perdida. En ese punto de encuentro, o mejor de desencuentro, es donde unos y otros deberán desplegar toda su destreza para que los daños directos y colaterales no permitan alargar la sombra de un momento económico cuyo final todos debemos asimilar que pasa por un esfuerzo común.
Patronal y sindicatos, Gobierno y autonomías, diputaciones y ayuntamientos, bancos y clientes, padres e hijos, todos deben buscar los puntos de encuentro para que la maquinaria vuelva a alcanzar la velocidad de crucero. Si se gripan las relaciones, salir del agujero costará el doble. En nuestras manos está que el 2.009 que todavía no ha cumplido su primera semana dure lo que duran todos los años. De no ser así, será un ejercicio muy largo para todos.