Vuelta al campo como medio de vida
Al proyecto pionero de Iberdrola en Corduente se suman tres en ciernes: uno en Matillas, a instancia privada; otro en la Sierra de Ayllón, a cargo del Gobierno; el que planifica la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en la Sierra Norte y el que proyecta la Asociación para el Desarrollo de la Alcarria y la Campiña (ADAC), en colaboración con un grupo conquense de desarrollo rural. Este tipo de energía limpia tiene varias ventajas. La primera, y más importante, suprime totalmente las emisiones contaminantes a la atmósfera, con lo que contribuye a paliar el cambio climático. A la par, revitaliza las zonas rurales más deprimidas, fijando y combatiendo la despoblación, porque estas infraestructuras requieren de mano de obra para su funcionamiento y mantenimiento. No tanta como una clásica central eléctrica, pero su bajo coste de implantación y funcionamiento, en comparación con las grandes plantas generadoras de energía contaminante, hace de se puedan acometer varias en diferentes lugares. A esto se suma, en el caso de la biomasa forestal, el hecho de que la recogida de los deshechos del monte favorece su mantenimiento en buen estado y, por tanto, aleja el riesgo de incendios forestales. Un problema que iba en aumento, debido a que, desde los años 80, muchos montes de nuestra provincia permanecen abandonados y sin desbroce. La resina de los pinos se convierte, en ese caso, en un auténtico combustible. Por su parte, la biomasa agraria constituye una salida al progresivo abandono de esta actividad. Se trataría de potenciar regadíos con especies especialmente apropiadas para la generación de energía. En definitiva, se trata de dos medios con los que, aprovechando la última tecnología, se contribuye a recuperar el campo como medio de vida.