Vuelve la pesadilla del fuego

Viñuelas y Fuentelahiguera recordarán este verano por ostentar el dudoso honor de albergar el primer gran incendio de la temporada en la provincia. Nadie quiere inaugurar la dramática lista de montes calcinados, pero está claro que cada año le toca a uno. Lo que parece que se repite es el posible origen del fuego. Aunque siempre hay que tomar estas informaciones con el cuidado que merecen, todo apunta a que también en esta ocasión había una cosechadora por medio. ¿Qué sucede con esta maquinaria que tantos fuegos causan en las zonas agrícolas?

La respuesta es harto complicada. Porque son muchos los agricultores que reconocen que, aunque hay que cosechar cuando las temperaturas son de todo menos agradables, también son muchas las precauciones que estamos convencidos que asumen estos trabajadores del campo. Pero algo está fallando, o quizá la seguridad no se pueda lograr al 100 por cien. Saliéndonos algo del tema que nos ocupa, hay sectores en los que esa perfección se está rozando.

Esta semana, la consejera de empleo visitó la empresa Air Liquide, en Cabanillas del Campo. Todo un ejemplo en cuestiones de seguridad laboral, ya que llevan más de 4.500 días sin registrar ningún accidente entre sus trabajadores. Salvando las distancias entre los incendios y los percances en el trabajo, está claro que programas de precaución, inversión y concienciación son clave para evitar males mayores. Visto lo visto, por tanto, no estaría de más que las administraciones, tanto locales como autonómicas, se pusieran manos a la obra y trabajasen directamente con los agricultores, que son los que en definitiva están más cerca de nuestros montes, para que los incendios acaben siendo algo puntual en nuestros veranos. Porque no hay nada más triste que el paisaje que ayer vimos poblado de árboles y arbustos, mañana se convierta en una mancha negra que tardará una década en dejar ese color. Y esto, nos guste o no, es algo que nos afecta a todos, vivamos o no en un pequeño pueblo o en una ciudad.