Y el constitucional sesteando

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

El comentario
VICTORIA LAFORA Periodista
Ya tenemos la financiación autonómica hecha a medida del reformado Estatuto de Cataluña, que todavía está en manos del tribunal Constitucional, donde duerme el sueño de los justos. Sus señorías se han tomado tan a pecho esta recusación del PP en concreto, que analizan una frase del texto cada semana, a tenor del tiempo trascurrido desde que cayó en sus manos.
De momento, Montilla y el resto del Gobierno tripartito, menos ERC que tiene que jugar a la contra porque es su papel, han conseguido la financiación que querían y que venía reflejada en un texto que todavía no tiene los parabienes del máximo tribunal del Estado, pero que ya nadie les va a quitar y eso es lo importante.
La satisfacción es tan inmensa que ha permitido a Montilla hacer de Zapatero la primera alabanza pública que se le escucha desde hace ya muchos meses. En privado sus próximos, y no tan próximos, le habían oído frases bastante irrepetibles hacia el presidente del Gobierno por tratar de ganarse a Convergencia como socio en Madrid a costa del PSC. Pese a que políticamente no perdieron el contacto, su relación personal se deterioró hasta casi romperse y puede que sea irrecuperable.
Para dar imagen de unidad, ayer Montilla acudió, por primera vez en dos años, a un Consejo Territorial del PSOE en Madrid junto al resto de los presidentes autonómicos del partido y presidido por Zapatero. Pajín intentó escenificar la reconciliación entre las voces discordantes que el largo proceso para cuadrar las peticiones y los agravios de unos y otros ha creado en la organización. Ahora se hace ver que todo está olvidado; “poderoso caballero es don dinero”.
Mientras esto sucede en las filas socialistas, los magistrados del Constitucional, agobiados por la dura canícula madrileña, sestean, piensan y piensan, dan vueltas y más vueltas a un texto sobre el que no acaban de decidirse. Y la ciudadanía los contempla con estupefacción, preguntándose en su ignorancia lo difícil que va a resultar revocar las leyes que el Parlament de Cataluña ha dictado al amparo de un Estatut que aprobó ese mismo Parlament, el Congreso de los Diputados, y el pueblo de Cataluña en referéndum. También se puede morir de aburrimiento.