Y llegó el doctor Jekyll
29/12/2013 - 23:00
Después de leer las noticias sobre los tradicionales discursos de Nochebuena, los que llegan de fuera y los propios de Castilla-La Mancha, de unos y de otros, me reafirmo en que no son sino secuelas apolilladas de otros tiempos. Se asemejan mucho a aquellos charlatanes de feria, esos embaucadores que hablan mucho y sin sustancia que tanto hemos visto en las películas, pero estos son reales como la vida misma. Me resultan discos rallados, solo sale de sus bocas palabrería, frases huecas, afirmaciones que no se creen ni ellos mismos y que desde luego no se aplican asimismo, ni a su gestión como máximos responsables del sistema. Solidaridad, unidad, respeto a las normas, todo por el bien de las personas, ética, democracia, justicia social, igualdad, y otras del estilo son palabras y frases que me rechinan puestas en boca de los represores, los de la corrupción y de aquellos que aplican recortes indiscriminados y políticas inhumanas para procurar ganancias millonarias a los poderosos y hacen que la gente tenga dificultades, incluso para comer. Me parece una tomadura de pelo, la puesta en escena de unos personajes que languidecen como el régimen que representan; son el doctor Jekyll todo el año y el señor Hyde durante unos minutos.
Las personas no necesitamos buenos deseos, de ellos no se vive, necesitamos buenos hechos y mejores políticas. Si deseas salud para las personas, no les privas de la asistencia sanitaria o les haces pagarla sin tener recursos; si deseas trabajo, no tomas medidas que mandan a la gente al paro y dejas de invertir para crear empleo; si valoras la justicia, no tapas la corrupción, no defiendes a los corruptos y no haces que desaparezcan pruebas; si defiendes la solidaridad, no te forras a costa de los más pobres, ni haces leyes para que los bancos te puedan echar de tu casa y seguir endeudado para toda la vida; si defiendes la justicia social no permites que haya miles y miles de familias sin tener para comer, ni con que calentarse en estos fríos días de invierno; si valoras la ética, no te la pasas por el arco del triunfo si tus intereses lo requieren, o te pones a nómina del que más te paga caiga quien caiga; si crees en la democracia, no reprimes a los que se manifiestan por qué no piensan como tú, ni cambias las leyes electorales para que el voto de los ciudadanos no tenga el mismo valor y puedas mantenerme en el poder; si crees en los derechos de las personas, no les privas de ellos y les castigas si no cumplen con tus creencias; si quieres una sociedad donde lo primero sean las personas, frente a la especulación y el poder del dinero, no modificas la Constitución para asegurar, ante todo, el pago de la deuda y los intereses; y si pides que los demás cumplan las normas, empieza por cumplirlas tú.