Los pueblos se abren al turismo con sus personajes carnavalescos más tradicionales
05/03/2011 - 09:02
Paisajes y tradiciones, esa es la carta de presentación de la provincia ante el turista, que estos días pone rumbo a una tierra que vive los carnavales a su manera. En Guadalajara no hay chirigotas, ni grandes confecciones con plumas y brillantes al estilo canario, ni se baila samba como en Brasil, pero si hay personajes enmascarados de lo más insospechados y cencerros que anuncian su llegada. Quizá Pozo de Guadalajara haya recordado a esas fiestas de Carnaval que se ven en televisión con los diseños de José Manuel Gómez a base preciosas fantasías que lucen las jóvenes del pueblo pero lo que hace noticiable a lo provincia este fin de semana son los vaquillones, las botargas, las vaquillas y los zorramangos. Se trata de unos personajes que han sido recuperados por los propios vecinos del pueblo, ya sea de forma particular o alrededor de asociaciones. La mayoría de estas tradiciones son centenarias pero la emigración y la dictadura franquista hicieron que desaparecieran, unas veces por falta de gente, otras veces por obligación.
Membrillera, Robledillo, Villares, Luzón y Almiruete se visten de Carnaval
En su ánimo por recuperar su identidad y atraer turistas, los pueblos han ido rescatando trajes a través de viejas fotografías y pinturas; personajes recordados por los mayores del lugar y fiestas de las anotaciones de viejos periodistas de la época. Al final, las celebraciones se han colocado en el calendario de fiestas tradicionales de Guadalajara como Fiestas de Interés Turístico, ya sean provincial o regional y hoy son motivo de orgullo para las generaciones presentes, en homenaje a aquellos que las vivieron en primera persona en su apogeo y también en su desaparición. Echando un vistazo por los personajes que recorrerán a partir de mañana nuestros pueblo son el fiel testigo del pasado labriego, pastoril y ganadero de la Campiña, la Sierra y el Señorío. La fertilidad de los campos y la expulsión de los malos espíritus rodean el ritual de los enmascarados y cornudos.
Toquillas de colores, calzones de pastor, sacos de rafia en la cara, incluso caretas de cuero, sombreros de segadores, cornamentas de ganado, cencerros y cencerrones, garrotes y sayas salen de los armarios para vestir el Carnaval de la provincia de Guadalajara.
Botarga busca mascarita en Almiruete
Botargas y mascaritas son las protagonistas del Carnaval en Almiruete. Este sábado, a las 16.00 horas, los botargas bajarán por los cerros hasta el pueblo, donde buscarán a las mascaritas, en un lugar que sólo ellos conocen. Las botargas se caracterizan por ir ataviados con camisa y calzón blanco, con adornos multicolores, al igual que su gorro alto. Llevan unas polainas negras con abarcas, un fajín negro y cencerros colgados a la espalda. Bajan del monte apoyados en un garrote y tapan su rostro con una careta que emula a un animal, diablo, duende o vegetal. Por su parte, las mascaritas, más elegantes, visten con sombrero de segador cubierto por una tela blanca, falda y camisa blanca, adornada con motivos florales naturales y una toquilla negra con motivos alegres. También llevan una máscara. Juntos desfilarán entre la multitud , a la que arrojarán confeti y pelusa con juncos como símbolo de fertilidad. Tras unos rodeos por la plaza del pueblo, todos los personajes se quitarán la máscara y los botargas se colocan el sombrero negro y llenan el botillo de vino que ofrecen a los asistentes. Si los botargas se despistan, pueden robarles la bota y esperar a que les cojan para invitar a estos personajes en el bar. Mientras, en la plaza, hay bailes populares y aparecen otros personajes característicos del carnaval de Almiruete, como la vaquilla y el oso con su Domador. Una vez caída la noche saldrán a pedir somarro, comida, para cenar en la intimidad.
Los diablos tiznan Luzón
En Luzón, son los diablos los encargados de animar el sábado de Carnaval. Se conservan documentos en donde se puede datar el origen de esta fiesta al siglo XIV, aunque se puede adivinar que habría que remontarse mucho más para averiguar el origen real de dicha tradición que fue recuperada por la Asociación de Amigos de Luzón. Ataviados con sus trajes negros -compuestos por sayas y chaquetillas-, tiznados de negro, patata en boca, cornamenta en la cabeza y cencerrones en la cintura, una decena de mozos del pueblo saldrán pasadas las 17.00 horas por las calles de la localidad dispuestos a pringar a todo el que no participe activamente en la celebración del Carnaval. Para ello, deberán llevar máscara o disfraz. Su salida irá acompañada por la de las tradicionales mascaritas, ante las que rendirán pleitesía y que contrastan en su vestimenta alegre y colorista con la fealdad de los diablos.
Los diablos llevan una especie de brebaje encima hecho con aceite y hollín, aunque la pintura negra está desplazando el ungüento tradicional para tiznar a la gente que se encuentre por el camino. Tiene mérito la hazaña de estos mozos endiablados porque soportan mucho peso encima durante largas horas, todo con tal de conservar su más ancestral tradición.
Pero por la mañana, también Luzón acogerá un acto importante como es la inauguración en el Museo de las Escuelas de la exposición fotográfica Hitos del Rodenal, a la que seguirá el pregón de Carnaval.
En Luzón, son los diablos los encargados de animar el sábado de Carnaval. Se conservan documentos en donde se puede datar el origen de esta fiesta al siglo XIV, aunque se puede adivinar que habría que remontarse mucho más para averiguar el origen real de dicha tradición que fue recuperada por la Asociación de Amigos de Luzón. Ataviados con sus trajes negros -compuestos por sayas y chaquetillas-, tiznados de negro, patata en boca, cornamenta en la cabeza y cencerrones en la cintura, una decena de mozos del pueblo saldrán pasadas las 17.00 horas por las calles de la localidad dispuestos a pringar a todo el que no participe activamente en la celebración del Carnaval. Para ello, deberán llevar máscara o disfraz. Su salida irá acompañada por la de las tradicionales mascaritas, ante las que rendirán pleitesía y que contrastan en su vestimenta alegre y colorista con la fealdad de los diablos.
Los diablos llevan una especie de brebaje encima hecho con aceite y hollín, aunque la pintura negra está desplazando el ungüento tradicional para tiznar a la gente que se encuentre por el camino. Tiene mérito la hazaña de estos mozos endiablados porque soportan mucho peso encima durante largas horas, todo con tal de conservar su más ancestral tradición.
Pero por la mañana, también Luzón acogerá un acto importante como es la inauguración en el Museo de las Escuelas de la exposición fotográfica Hitos del Rodenal, a la que seguirá el pregón de Carnaval.
Los vaquillones ocupan Robledillo
El sábado, la localidad campiñera de Robledillo de Mohernando será otro de esos lugares de la provincia de Guadalajara en los que el Carnaval se vive de una manera muy especial. Así, cumpliendo con su folclore ancestral, sus peculiares vaquillones recorrerán las calles del pueblo topando a todos aquellos que encuentren durante su periplo por el pueblo. Su hora de salida rondará las 17.00 horas, siendo esperada por cientos de personas, tanto de la localidad como de otros municipios cercanos, deseosos de conocer un poco más de esta tradición.
Su indumentaria cumplirá con los cánones de la tradición. De esta manera los jóvenes se visten con un saco que les cubre el cuerpo completamente, incluyendo la cara. Sobre sus hombros portan las amugas con los consabidos cuernos de buey, acompañados por los cencerros a cada uno de sus lados. Antiguamente llevaban en sus espaldas pieles de diversos animales.
Desde el Ayuntamiento todavía no pueden asegurar el número exacto de personas que se disfrazarán de esta manera, pero se espera que los vecinos quieran participar como todos los años.
Aunque la tradición es que estos personajes sólo salgan el sábado de Carnaval, últimamente siempre participan en el desfile que tiene lugar en Guadalajara capital, dando así a conocer su tradición y su folclore a los habitantes y visitantes de la ciudad a lo largo de estos días.
El sábado, la localidad campiñera de Robledillo de Mohernando será otro de esos lugares de la provincia de Guadalajara en los que el Carnaval se vive de una manera muy especial. Así, cumpliendo con su folclore ancestral, sus peculiares vaquillones recorrerán las calles del pueblo topando a todos aquellos que encuentren durante su periplo por el pueblo. Su hora de salida rondará las 17.00 horas, siendo esperada por cientos de personas, tanto de la localidad como de otros municipios cercanos, deseosos de conocer un poco más de esta tradición.
Su indumentaria cumplirá con los cánones de la tradición. De esta manera los jóvenes se visten con un saco que les cubre el cuerpo completamente, incluyendo la cara. Sobre sus hombros portan las amugas con los consabidos cuernos de buey, acompañados por los cencerros a cada uno de sus lados. Antiguamente llevaban en sus espaldas pieles de diversos animales.
Desde el Ayuntamiento todavía no pueden asegurar el número exacto de personas que se disfrazarán de esta manera, pero se espera que los vecinos quieran participar como todos los años.
Aunque la tradición es que estos personajes sólo salgan el sábado de Carnaval, últimamente siempre participan en el desfile que tiene lugar en Guadalajara capital, dando así a conocer su tradición y su folclore a los habitantes y visitantes de la ciudad a lo largo de estos días.
Villares de Jadraque y los vaquillones
El pasado pastoril y ganadero de la Sierra Norte se hace presente en los personajes enmascarados que vagan por la localidad el sábado antes del Miércoles de Ceniza. Se trata de los vaquillones, que dan vida los mozos del pueblo a través de una peculiar vestimenta. Van provistos de pantalón de pana y albarcas, así como sombrero de paja y unas arpilleras con las que tapan su rostro. Una capa roja completa su vestuario. Encima de su hombros portan las amugas, esos arcos de madera donde se portaba la leña y la mies en la ganadería. En la parte posterior llevan unos cuernos de vaca y en la anterior, unos cuantos cencerros. Para hacerse notar entre la multitud, los vaquillones llevan un chiflo en la boca con el que también se comunican entre los suyos. Su salida está prevista para las 17.00 horas, justo después de la comida popular que se ofrecerá en el Centro Social. El menú estará compuesto por unas migas tradicionales.
Después de la sobremesa, un grupo de vaquillones aparecerá para perseguir a la gente especialmente a las mozas por la localidad. También darán algún otro susto a cual visitante contemple esta estampa. Acompañando a los vaquillones estarán los zorramangos, papel que interpretan otros vecinos y sin ningún protagonismo. Visten con ropajes antiguos y no enseñan sus manos para evitar ser reconocidos. Como no, su rostro también va cubierto. Unas cuantas horas después, los personajes carnavalescos volverán a casa.
El pasado pastoril y ganadero de la Sierra Norte se hace presente en los personajes enmascarados que vagan por la localidad el sábado antes del Miércoles de Ceniza. Se trata de los vaquillones, que dan vida los mozos del pueblo a través de una peculiar vestimenta. Van provistos de pantalón de pana y albarcas, así como sombrero de paja y unas arpilleras con las que tapan su rostro. Una capa roja completa su vestuario. Encima de su hombros portan las amugas, esos arcos de madera donde se portaba la leña y la mies en la ganadería. En la parte posterior llevan unos cuernos de vaca y en la anterior, unos cuantos cencerros. Para hacerse notar entre la multitud, los vaquillones llevan un chiflo en la boca con el que también se comunican entre los suyos. Su salida está prevista para las 17.00 horas, justo después de la comida popular que se ofrecerá en el Centro Social. El menú estará compuesto por unas migas tradicionales.
Después de la sobremesa, un grupo de vaquillones aparecerá para perseguir a la gente especialmente a las mozas por la localidad. También darán algún otro susto a cual visitante contemple esta estampa. Acompañando a los vaquillones estarán los zorramangos, papel que interpretan otros vecinos y sin ningún protagonismo. Visten con ropajes antiguos y no enseñan sus manos para evitar ser reconocidos. Como no, su rostro también va cubierto. Unas cuantas horas después, los personajes carnavalescos volverán a casa.
Membrillera espera a sus vaquillas
Si en Robledillo de Mohernando y en Villares de Jadraque salen los vaquillones, en Membrillera lo hacen las vaquillas, que poco tienen que envidiar sus machos. Igual que en otros pueblos, son los jóvenes de la localidad los que han hecho que estos personajes vuelvan a salir por las calles de Membrillera por Carnaval. Y mucha culpa de ello la tiene Gabino Cogollo, amante de su pueblo y entusiasta de las artes y las letras que hace de esta localidad un activo para propios y extraños. Su ímpetu ha servido para recuperar todas las tradiciones por las que se caracteriza Membrillera. Las vaquillas, tal y como manda la tradición visten con dos sayas de diferente color, cuernos en la cintura, calcetines blancos, medias y albarcas. Los pies los llevan tapados con sacos y unos cencerros cuelgan de sus cuerpos. Una horripilante máscara cubre los rostros de estas bestias. Su cometido, como no podía ser de otra manera es asustar y corretear por el pueblo. Las mozas suelen ser objetivo prioritario. Su salida para este sábado está prevista alrededor de las 17.00 horas pero no lo harán solas, mayores y pequeños están invitados a animar la tarde de Carnaval en Membrillera con sus mejores disfraces. Un jurado se encargará de premiar la creatividad de cada uno en varias categorías. Seguidamente, se repartirán bocadillos para todos los participantes y un chocolate caliente. Así se cumplirá un año más con la tradición carnavalesca en la localidad.
Si en Robledillo de Mohernando y en Villares de Jadraque salen los vaquillones, en Membrillera lo hacen las vaquillas, que poco tienen que envidiar sus machos. Igual que en otros pueblos, son los jóvenes de la localidad los que han hecho que estos personajes vuelvan a salir por las calles de Membrillera por Carnaval. Y mucha culpa de ello la tiene Gabino Cogollo, amante de su pueblo y entusiasta de las artes y las letras que hace de esta localidad un activo para propios y extraños. Su ímpetu ha servido para recuperar todas las tradiciones por las que se caracteriza Membrillera. Las vaquillas, tal y como manda la tradición visten con dos sayas de diferente color, cuernos en la cintura, calcetines blancos, medias y albarcas. Los pies los llevan tapados con sacos y unos cencerros cuelgan de sus cuerpos. Una horripilante máscara cubre los rostros de estas bestias. Su cometido, como no podía ser de otra manera es asustar y corretear por el pueblo. Las mozas suelen ser objetivo prioritario. Su salida para este sábado está prevista alrededor de las 17.00 horas pero no lo harán solas, mayores y pequeños están invitados a animar la tarde de Carnaval en Membrillera con sus mejores disfraces. Un jurado se encargará de premiar la creatividad de cada uno en varias categorías. Seguidamente, se repartirán bocadillos para todos los participantes y un chocolate caliente. Así se cumplirá un año más con la tradición carnavalesca en la localidad.