400 hectómetros cúbicos de barro y mentiras
Penosos vamos a dejar los embalses a este paso porque, para colmo, acaban de inaugurar un nuevo trasvase para llevar agua de Almoguera a Toledo.
Llevamos mucho tiempo escribiendo sobre trasvases, indignándonos y tal, pero de qué poquito sirve. Nos salen manchas en el río. Se nos mueren los peces. Hacemos caravanas y abrazamos Entrepeñas. Cerramos los negocios. Vemos caerse los hoteles ‘costeros’ a cachos y las urbanizaciones ‘playeras’ encaminarse hacia el olvido y de tanto callo como tenemos parece que hasta nos da igual, pero no, oigan, dejen ustedes de tomar a los guadalajareños por tontos, porque es así como están consiguiendo que nos sintamos. Los embalses están a 372 hectómetros cúbicos, y se ha aprobado un nuevo trasvase de 7,5. El miércoles, el agua entraba en Entrepeñas a un ritmo de 6 metros cúbicos por segundo y salía a 20. A este ritmo, poco nos va a importar que la lámina sea de 4, de 40, de 400 o de 4.000, pero bueno, seamos positivos e imaginemos que sí, que alcanzamos y se respeta la lámina de 400. ¿De verdad sería eso suficiente? Miren los pantanos, huelan los peces muertos y báñense ustedes en el lodo. Descubrirán que 400 hectómetros no dan para hacerse unos largos, pero oigan, consuélense, dicen que el barro es muy bueno para la piel. Penosos vamos a dejar los embalses a este paso porque, para colmo, acaban de inaugurar un nuevo trasvase para llevar agua de Almoguera a Toledo. Al final los fantasmas del Atance le piden al Ayuntamiento de la capital que le devuelva la iglesia, la que les sacamos piedra a piedra de allí para montar un embalse que es barro para Guadalajara y botellín de agua para el Levante. Vamos a dejar las cosas claras. En Guadalajara, este año, el límite trasvasable está en 368 hectómetros cúbicos y el año que viene será de 400, por fin, pero a ver si lo alcanzamos, que como esto siga así, antes veremos una piara de cerdos en Entrepeñas que un barquito navegando.