A Sopetrán por la ruta del espárrago
Recordé haber leído que Torre del Burgo (saludos a Julie Sopetrán, mi compañera algún tiempo en las páginas poéticas de este periódico) es el municipio de la provincia con mayor número de inmigrantes.
Bien dice el dicho “No hay mal que por bien no venga. Y lo digo porque el pasado domingo, en que pretendía ir a Tamajón, donde estuve una semana antes, centrado en la charla con mi hija, que conducía, me di cuenta de nuestra equivocación llegando a Torija, así que allí torcimos a la izquierda y nos descolgamos por la carretera de Cañizar y Torre del Burgo hacia el valle del Henares para volver a la ruta normal de Tamajón en Humanes.. Y digo lo del mal por bien porque nuestra equivocación de ruta nos permitió disfrutar de paisajes nuevos o, por lo menos, desde puntos de vista distintos, como fue el quedarnos asombrados en la primera curva del descenso ante la del paisaje que se nos ofrecía como si estuviéramos en un mirador sobre la Vega del Henares, vega que comprendía desde el borde de la Altiplanicie alcarreña (“Las Alcarrias” dice la gente de la tierra) hasta las alturas de la Sierra Norte con el Pico Ocejón y el Alto Rey, todavía cubiertos de nieve como hace una semana, pero ahora con algunos manchones debido a la descongelación,. La carretera comarcal, de un pavimento inmejorable, se revuelve en mil curvas, hasta empezar a llanear al acercarse a Cañizar y ya casi en línea recta en las proximidades de Torre del Burgo. Nos dimos cuenta entonces de que estábamos en la llamada “ruta del espárrago” liliácea comestible que recibe un cultivo intensísimo en aquella zona aprovechando la calidad de la tierra y la abundancia de aguas subálveas como denuncia la presencia de pozos artesianos. Recordé haber leído que Torre del Burgo (saludos a Julie Sopetrán, mi compañera algún tiempo en las páginas poéticas de este periódico) es el municipio de la provincia con mayor número de inmigrantes, atraídos por los puestos de trabajo que promueve el cultivo del espárrago, dato que explicó la presencia de grupos en la pradera del entorno de la ermita, en su mayoría varones, en actitudes de ocio, y que eran precisamente esos inmigrantes. Esa ermita es la que contiene un pozo de aguas a las que se atribuyen virtudes curativas, y que fue quizá la causa de que se erigiese el monasterio benedictino de ese nombre en el siglo VII, aunque las ruinas actuales en la vega pueden ser del XI. En mis varias visitas al .Profesor Criado de Val en su molino de Sopetrán veía a media legua la ermita sin llegar a identificarla, lo que hice el sábado pasado para mi satisfacción.