Accidentes en carretera

09/01/2017 - 17:23 Redacción

Tristemente hay que reconocer que el miedo a la sanción es una de las medidas más eficaces.

El año 2016 ha roto la tendencia descendente en el número de víctimas mortales en las carreteras españolas al incrementarse en un 2,6% respecto a 2015 la cifra de fallecidos, llegándose a los 1.160. Es el primer aumento que se contabiliza en las estadísticas desde el año 2003 y por tanto un dato alarmante que obliga a reflexionar para adoptar las medidas necesarias que permitan proseguir en esa línea de reducción de siniestros que se había consolidado y que debía gran parte de su éxito al llamado carné por puntos. Es necesario invertir en infraestructuras, trabajar en una mejor señalización o eliminación de los puntos de la red más complicados, realizar un mantenimiento adecuado de las carreteras, obligar a  que los vehículos circulen en condiciones óptimas, lo que se consigue pasando la correspondiente ITV y los controles establecidos por cada marca, pero sobre todo vigilar el cumplimiento de las normas de circulación por parte de los conductores, especialmente la velocidad, las distintas señales y todo aquello que tiene ver con la distracción al volante o la alteración de las condiciones físicas por culpa del alcohol, el cansancio o el consumo de drogas. Datos recientes indican que se conduce bebido o drogado en un alto porcentaje. Ello hace preciso que se incrementen los controles de alcoholemia y  en particular los de otras sustancias que, lamentablemente, se hacen con menos frecuencia porque resulta más costoso económicamente. El director general de la DGT ante los resultados de este año apuntó que haría falta “dar una vuelta al carné por puntos”. Tristemente hay que reconocer que el miedo a la sanción es una de las medidas más eficaces y si es así , ha de ser el camino a seguir, siempre dentro de la racionalidad. En este escenario el saber que en las carreteras provinciales se han alcanzado los mejores datos de la historia, desde que estos se contabilizan, es una alegría, pero no un consuelo. No se puede bajar la guardia nunca en lo que es una causa de muerte en nuestro país, pero es que ahora, además, toca redoblar esfuerzos por la seguridad de todos.