Aire menos contaminado que nunca

18/05/2020 - 10:46 Redacción

Nunca hemos tenido un aire tan limpio en Guadalajara como hoy, coincidiendo con un desplome histórico en el consumo de combustibles de transporte y una situación anómala en la producción y la movilidad.

La actual crisis sanitaria que ha paralizado la actividad industrial y ha reducido de manera drástica los desplazamientos en vehículos ha tenido un efecto positivo sobre el medio ambiente al permitir la limpieza del aire que respiramos y la investigación científica sobre la calidad del mismo. Con frecuencia los índices advierten en  lugares como Guadalajara y Azuqueca de Henares, cinturones metropolitanos, de una excesiva contaminación. Es un grave problema de salud pública al que no estamos dando la importancia que tiene y cuyas consecuencias sino se realizan las correcciones o actuaciones precisas serán letales para la humanidad. Nuestra capital, precisamente, es una de las ciudades del país en las que más se ha reducido la contaminación durante el confinamiento, en concreto ha disminuido un 70% la concentración de dióxido de nitrógeno en el aire. La Universidad de Castilla-La Mancha, en el actual escenario de excepcionalidad, está aprovechando para comprobar los porcentajes atribuibles al tráfico rodado y a la producción de energía, industria o gestión de residuos, y elaborará un informe con recomendaciones para que las administraciones públicas favorezcan con sus políticas la  disminución de la contaminación en las urbes protegiendo así nuestra salud. Nunca hemos tenido un aire tan limpio en Guadalajara como hoy, coincidiendo con un desplome histórico en el consumo de combustibles de transporte y una situación anómala en la producción y la movilidad. La nueva normalidad debe incluir el aprendizaje de las conclusiones de los expertos y descontaminar nuestro aire haciendo viable la supervivencia de los ciudadanos y del propio planeta. Es el momento ideal para hacer frente a la crisis ambiental que nos acecha desde hace tiempo. La naturaleza nos ha avisado con la pandemia de su capacidad para poner en jaque al mundo y en todos los países hemos llegado tarde y en malas condiciones para afrontarla. La amenaza medioambiental es de sobra conocida y tampoco se toma en serio aunque se manejen cifras preocupantes o veamos nubes negras sobre las urbes. Es  tiempo de reflexión, de escuchar a los científicos, de cambiar lo que sea preciso para proteger a una humanidad que sabemos hoy  que es vulnerable pero capaz de dar respuesta a los retos que se le presenten.