Años de abandono

06/12/2016 - 10:56 Jesús Fernández

Después de haber frivolizado, durante décadas, sobre la pertenencia a un partido, sobre la convicción o militancia, los dirigentes de los mismos se dan cuenta ahora de la importancia que tiene el hecho de la adscripción a una u otra sigla.

 

Después de haber frivolizado, durante décadas, sobre la pertenencia a un partido, sobre la convicción o militancia, los dirigentes de los mismos se dan cuenta ahora de la importancia que tiene el hecho de la adscripción a una u otra sigla. Las estadísticas demuestran que los partidos tradicionales pierden militantes. Más allá de los números, al día de hoy en nuestra joven democracia, la presencia colaboradora, la actividad agitadora, la pertenencia formal de muchos ciudadanos a determinados partidos políticos y organizaciones sindicales obedece a estrictas razones de interés económico, profesional o laboral. Hay mucho discurso cínico en esta materia. ¿Hasta cuándo puede un hombre decir “no” a sus intereses frente a sus principios?
    Se habla de bases, de cúpulas de los partidos en una organización férrea, jerárquica o militarizada. Hay que hacer lo que piense el líder cuyas ideas y mandatos se imponen por métodos dictatoriales. El culto a la personalidad es muy habitual en estas organizaciones. Nada ha cambiado en sus estructuras y estrategias. Fuga de militantes en los partidos tradicionales que han perdido, desde 1990, la mitad de sus miembros. ¿Qué hace tan poco atractivo pertenecer o trabajar para los partidos? El voluntarismo político cuesta tiempo y dinero. Por otra parte, hoy día existen otras posibilidades de trabajar por la comunidad además de los partidos. La estructuración política de la sociedad va disminuyendo. Algunos hablan del fin de los partidos con militantes. Por eso, de vez en cuando tienen que producirse “movimientos sísmicos” en ellos para llamar la atención de los ciudadanos. De ahí el giro populista con el que pretenden revestirse algunos de ellos. Para que no se produzca la muerte de los partidos, ya se encargan las instituciones de regar, con dinero público y subvenciones, su existencia y funcionamiento.
    Además de la pérdida de militancia, la pregunta recae ahora sobre las funciones de los partidos políticos en la moderna democracia. ¿Han perdido también funciones? Está en cuestionamiento las tareas, los mandatos, la representación, la comunicación, las campañas electorales, los acuerdos, la credibilidad, la financiación, los gastos. A eso hay que añadir, su estructura, organización o vida interna. ¿Cómo se forma la libertad, la voluntad, la adhesión, la elección y la decisión en los miembros de los partidos? De estas realidades y procesos internos nadie se ha preocupado. ¿Cómo han cambiado las actividades de los partidos en los últimos años en Europa? Años de abandono de los militantes en un doble sentido y dirección.