Asociados
La eclosión del movimiento asociativo se produjo en España a la vez que la transición política, cuando además de salir de la dictadura escapamos a la rigidez impuesta por el Estado.
Frente a la idea generalizada de que, salvo cuando de fiesta se trata, los españoles somos individualistas y socialmente apáticos, la realidad es que la participación ciudadana en asociaciones, organizaciones y movimientos sociales de todo tipo desmiente el tópico. La fortaleza de la sociedad civil, esa esfera de actuación colectiva que queda fuera del ámbito estatal en su sentido amplio, se observa al repasar el amplio listado de asociaciones existentes en cualquier nivel territorial.
La eclosión del movimiento asociativo se produjo en España a la vez que la transición política, cuando además de salir de la dictadura escapamos a la rigidez impuesta por el Estado, cuando del “Movimiento” pasamos a los movimientos sociales. Y éstos fueron de todo tipo: vecinales, ecologistas, feministas, de consumidores, sindicales, pacifistas, de defensa de los derechos humanos, etc. Con el tiempo, conforme se consolidó la democracia y se desarrolló el Estado de bienestar, llegaron las organizaciones no gubernamentales (ONGs), más centradas en cooperar en el desarrollo de las políticas sociales o de vigilar la acción de los poderes públicos. Y con el avance de la sociedad del ocio se multiplicaron las asociaciones lúdicas, recreativas, deportivas, juveniles y culturales, con una oferta amplia y variada.
El papel que juegan las asociaciones en una democracia avanzada es imprescindible: articulan opiniones, canalizan demandas, organizan actividades, ejercen la labor crítica y vertebran la sociedad. En contra de lo que algunos pretenden, el tejido asociativo no es algo que brote espontáneamente sin más requisito que la abstención estatal. Al contrario, una sociedad civil fuerte –como un mercado fuerte- es imposible sin unas normas que faciliten su creación, sin unas reglas claras y precisas de funcionamiento y sin un Estado de derecho bien engrasado.
En España hay dos grandes registros a los que pueden y deben acudir las asociaciones que quieren legalizar su actividad. Por un lado, el registro del Ministerio del Interior para aquellas que son de ámbito nacional; y por otro los correspondientes registros autonómicos. En el caso de Guadalajara capital existe además un Registro Municipal que tiene por objeto conocer el número de entidades existentes para facilitar las políticas municipales en relación con ellas.
Recientemente, la concejalía de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Guadalajara, que con buena mano conduce Carmen Heredia, ha publicado una nueva edición del Catálogo de Asociaciones y Entidades Ciudadanas, en el que se recogen las casi 200 registradas en nuestra ciudad. En esta magnífica guía, tras la que late la actividad de miles de ciudadanos, están todas esas asociaciones que contribuyen al bienestar, a fortalecer el tejido social y, en definitiva, a hacer de nuestra ciudad un espacio más democrático, más participativo y con mayor calidad de vida.