Ayudar a las personas
El impacto de esta crisis será dantesco y su recorrido largo. Hay que ir paso a paso.
Vivimos una situación de emergencia sanitaria sin precedentes y es momento de prestar ayuda a quienes sufren sus consecuencias. Primero, y principalmente, a los enfermos, los más damnificados, muchos de ellos ingresados en el Hospital, algunos en las UCI, muchos en residencias de ancianos, así como a las personas mayores o con factores de riesgo a quienes un contagio podría llevar al resultado letal, acreedoras de nuestro cariño, respeto y agradecimiento. Les tenemos que proteger evitando los contagios, sin salir de casa más allá de lo mínimo inexcusable, cumpliendo los protocolos de precaución y distanciamiento conocidos. En estas semanas, además, requieren de auxilio los profesionales sanitarios a los que faltan manos, pero también elementos de protección, recursos, horas de sueño. Ellos están recibiendo la solidaridad de numerosas personas, asociaciones y empresas que les hacen llegar alimentos o materiales, pero precisan más. Merecen el aplauso que reciben cada tarde al igual que todos aquellos que siguen trabajando de cara al público para que la sociedad sobreviva como es el personal de limpieza, de los supermercados o la cadena agroalimentaria, de las farmacias, gasolineras, transportistas, efectivos de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, Fuerzas Armadas, voluntarios de Protección Civil, Cruz Roja o Cáritas, entre otras organizaciones humanitarias. A ellos se les ayuda cumpliendo esas medidas que sabemos, dejando a un lado la picaresca para estar donde no debemos o sea fuera de casa, haciendo caso a sus instrucciones. Y protección necesitan, por otra parte, los autónomos cuyo negocio ha echado el cierre por causa mayor, las empresas que ven paralizada su actividad y se ven impotentes para afrontar gastos, al igual que sus trabajadores que involuntariamente carecen de función que realizar con la amenaza del paro. Para ellos el Gobierno ha aprobado un importante paquete de medidas este martes que dotará de liquidez a las compañías y evitará despidos aunque haya que pasar por expedientes de regulación temporal de empleo. No olvidemos tampoco la suspensión de eventos con el daño que supone, como la Semana Santa. El impacto de esta crisis será dantesco y su recorrido largo. Hay que ir paso a paso, unidos, con solidaridad, compromiso y remando en una misma dirección, la que permita, primero, superar la pandemia y en un escenario posterior iniciar la recuperación económica y social.