Benditos cardos borriqueros

11/04/2016 - 16:09 Antonio Yagüe

La bulla del politiqueo que invade a los medios ha tapado una investigación puntera del Instituto Catalán de Oncología.

La bulla del politiqueo que invade a los medios ha tapado una investigación puntera del Instituto Catalán de Oncología. La silibinina, una sustancia natural, es capaz de reducir las metástasis cerebrales de cáncer de pulmón resistentes a la quimioterapia y la radioterapia. Su papel antitumoral se había insinuado en modelos celulares y en ratones, pero es la primera vez en el mundo que se reporta eficacia del producto en humanos con cáncer. Y con uno tan cruel y mortífero como este amigo del tabaco.
    Lo llamativo es que esta sustancia se encuentra en el cardo mariano (silybum mariano), planta de clima mediterráneo, que también recibe el nombre de cardo borriquero o burrero. En mi pueblo se utilizaba para las picaduras de víboras a los perros. Los fitoterapeutas la recomiendan como laxante, antihemorrágico y para reducir  excesos de hierro y colesterol. También la ven beneficiosa contra la diabetes, picaduras de insectos y problemas menstruales.
    Los investigadores del instituto catalán se afanan en tratar de entender cómo actúa la silibinina contra las metástasis cerebrales, y en explorar nuevas combinaciones con otros fármacos que la hagan eficaz también en el resto del organismo. Incluso podría servir contra otros cánceres.
    La planta, tan abundante en la comarca como menospreciada por los agricultores, evoca muchas anécdotas. De chavales apostábamos a ver quién saltaba con la pierna la más alta con riesgo de dolorosos roces en delicadas partes. Mi hermano se llevó una regañina del abuelo cuando, también jugando, quiso cortar uno de un tajo con la hoz y la partió. En la Sigüenza de 1973 un Romeo despechado colocó la noche de San Juan bajo el balcón de su amada un ejemplar de cuatro metros. El padre de la chica consideraba, ofendido, que la planta había sido cultivada en algún muladar o con nitrato de Chile…
    Chascarrillos aparte, cuando veamos un triste cardo borriquero en la cuneta, en lugar de cortarlo o quemarlo, deberíamos pensar en todos los beneficios que reporta a los seres humanos. Y dejar su nombre solo como insulto para tanto niñato maleducado en la esfera política. Desde concejalas que orinan por las calles o se destetan en capillas, a diputados con indumentaria troglodita o de pinche. E incluso reinas con humos de pijas tontas en viajes oficiales o restaurantes.