Calamocha 'mon amour'

18/02/2017 - 12:58 Antonio Yagüe

Calamocha, a 70 kilómetros de la Ciudad de los Amantes, hermanada con Molina de Aragón por el frío, la ruta del Cid, el peso de la historia y el creciente desierto demográfico.

Dudan en Correos de que en el interior de los trece millones de envíos que todavía se mueven cada año en España haya alguna carta de amor. Hoy los sobres hablan más de la sociedad de consumo. De vez en cuando, aparece alguno sospechoso por llevar la dirección y el remite a mano. Pero se dan por extinguidas aquellas cartas llenas de promesas, deseos y pequeños retazos de vidas en tinta y papel de parejas separadas por la distancia.
    Pero no todo se ha perdido. Calamocha, a 70 kilómetros de la Ciudad de los Amantes, hermanada con Molina de Aragón por el frío, la ruta del Cid, el peso de la historia y el creciente desierto demográfico, mantiene vivo desde 1984 su concurso de Literatura Epistolar Amorosa. Un brindis por todo lo alto al romance, la pasión, la nostalgia, la desilusión y todos los sentimientos y pulsiones que atañen al corazón. Y una invitación a participar a todos, los casados, novios, solteros, arrejuntados y hasta infieles y amigovios o amigos con derecho a roce. También a los que quieran proyectar su amor familiar o a sus mascotas.
    Cuentan las organizadoras de la Asociación Cultural, integrada en el Ayuntamiento, que 350 amantes reales o ficticios proyectaron el año pasado su creatividad y sentir bajo el romántico ejercicio epistolar y enviaron sus escritos al concurso.  Desde Alemania, Italia, Francia  y un montón de países de Hispanoamérica. Y por supuesto, de España en general y de Aragón en particular. Hasta el 28 de febrero “está abierto a todo el mundo”.
    Cierto que la dotación económica de los premios (400 euros el primero, 190 el segundo y 70 el tercero) dista del poderío de la famosa macrocesta navideña de Mariano, valorada este año en 450.000 euros, o de la facturación del secadero del famoso jamón de Teruel. Pero, como dicen los sabios,  desde Romeo y Julieta el amor siempre ha ido por delante de los “intereses” o el dinero. Salvo quizás hoy en el caso de muchos  políticos. Bien mirado, como dice mi amigo Mariano Abad, calamochino  y compañero de pupitre a finales de los sesenta en Molina,  “por cuánto menos hemos escrito cartas que ni siquiera han sido leídas por la destinataria”.  Ánimo y a la tecla. Mejor, a la pluma.