Carta al presidente García Page

05/11/2023 - 12:52 Andrés Aberasturi/Periodista

Su gran acierto fue asegurar que “la amnistía choca de lleno con el proyecto político del PSOE”. Esa es la madre del cordero, ahí está la respuesta a ¿Qué es eso del ‘sanchismo’?.

Estimado presidente.  

Ante todo felicitarle por su coherente oposición a los palmeros que aplaudían en Ferraz -incluso muchos puestos en pie- tras el no por esperado menos patético soliloquio del presidente Sánchez en el entusiasta Comité Federal de un PSOE que creo que, como usted, González, Guerra etc. (largo etcétera) sencillamente no podemos reconocer como el que fuera “nuestro PSOE”, aquel PSOE al que tanta gente aplaudía esperanzada cuando Felipe y Guerra saludaban desde un balcón del hotel Palace en 1982 y a los que hoy estos nuevos socialistas desprecian y hasta insultan e incluso recuerdan  sin el menor pudor todos sus errores que fueron muchos, pero ninguno de sus aciertos, que no sólo fueron más sino que resultaron fundamentales para asentar la democracia en este país nuestro tan apasionado, tan injusto muchas veces, tan de blanco o negro sin aceptar jamás la cantidad de grises posibles y necesarios.

Y en este país sin matices, blanco o negro, rojo o azul, resulta absolutamente pretencioso y absurdo que nadie -ni siquiera un presidente del gobierno- se arrogue la pretensión de hablar “en el nombre de España, en el interés de España, en defensa de la convivencia entre españoles” para defender hoy la amnistía en Cataluña que ayer negaba. ¿Acaso habla Sánchez en su nombre, señor Page? Me temo que ni en el suyo ni en el mío ni en el  de quién sabe cuántos españoles más. Porque desgraciadamente tener más votos en el Congreso no garantiza en absoluto que esos votos representen en bloque sí o sí a todos los que les votaron. La democracia no es perfecta como tampoco lo que se aplauda en un comité federal garantiza la conformidad de todos los militantes y votantes socialistas. Y usted, y muchos más, son un ejemplo respetuoso y valiente de lo que digo. ¿Pero cómo es posible que alguien tan importante y con tantos asesores se permita monopolizar y representar el pensamiento y la voluntad de todos lo españoles? 

Pero, sobre todo, señor García-Page, su gran acierto desde mi punto de vista ha sido restar importancia a si la amnistía cabe o no en la Constitución. Ese es un problema jurídico que alguien resolverá. Lo que a uno le duele es algo que usted dijo como de pasada: que “la amnistía choca de lleno con el proyecto político del PSOE”. Esa es la madre del cordero, ahí está la respuesta a lo que Sánchez y los suyos preguntan con una irónica superioridad cuando dicen ¿pero ¿qué es eso del “sanchismo”?

La respuesta es obvia, les guste o no: el sanchismo -desde mi punto de vista, claro- es la desnaturalización oportunista de lo que ha sido siempre el Partido Socialista con sus errores y sus aciertos. González abogó por abandonar la tesis marxista en 1979 y perdió. Pero es que el marxismo, como luego se demostró, ya era un fracaso absoluto. Con González como presidente aparecieron los GAL, un tremendo error aun por aclarar del todo y que lo utilizaron en su momento los que hoy forman parte del Gobierno. Recuerde lo da la “cal viva”.

Pero permítame, señor García-Page -y volvemos al Comité Federal- que discrepe de usted cuando lleno de buenas intenciones suavizó una realidad afirmando que “no hay garantías de que el independentismo renuncie a volver al punto de partida”. Mire presidente, si de algo hay, son garantías de que, efectivamente, van a volver al punto de partida y con la amnistía, mucho más tranquilamente porque borra de un plumazo que todo lo ocurrido fuera ilegal. Van a volver porque no se cansan de repetirlo desafiantes y crecidos, lo dicen un día sí y otro también y anuncian que habrá nuevo “referéndum” y que será unilateral. Hace falta ser muy optimista o tener muchas ganas de ganar la investidura para decir que la polémica medida va a ser “un medio para avanzar en la concordia y el reencuentro” 

  Lo más grave de todo es que los españoles no sabemos nada de las negociaciones; ni los españoles en general, ni los votantes del PSOE, ni los militantes, ni los que aplaudían fervorosos en el Comité Federal y me atrevería a decir que ni la mitad del Gobierno en funciones. Usted tuvo el valor de decirlo, de decir más o menos que no tenía ni idea de lo que estaba pasando más allá de lo que llegaba por lo medios. Como todos. Y es que vivimos tiempos donde la discreción se confunde con el ocultamiento y hasta con las mentiras que cambian la opinión de los responsables de un día para otro.

Y pese a todo, para escudarse, propone Sánchez una votación impúdica a sus militantes con una pregunta absolutamente tramposa. Claro que la mayoría de los militantes dirán que sí, pero ese “sí” de 190.000 españoles -en el mejor de los casos- no parece que pueda representar la voluntad de los  37.469.142 ciudadanos con derecho a voto que hay en España.

Todo esto es un disparate, un mercadeo en el que hasta los principios están en venta. Reconozco que le escribo esta carta con una mezcla de rabia, tristeza y solidaridad. Nunca en mi vida he tenido carné de ningún partido, pero siento un profundo respeto por los que trajeron la libertad y por los que la asentaron definitivamente con un puño y una rosa. Por eso le decía antes lo de “nuestro PSOE”. Usted sigue ahí intentando mantener sus principios sobre unas siglas. Imagino por eso que el panorama le debe resultar aún más penoso que a mí. No sé qué le espera en el futuro porque en este nuevo PSOE el debate está castigado, la crítica tiene consecuencias y sólo el acatamiento silencioso aseguran un cierto futuro. Recuerde la bajeza de lo ocurrido con Nicolás Redondo Terreros. 

Mis mejores deseos pese a todo, aunque presiento que, de seguir así, no le esperan tiempos fáciles.