Conciliar más allá de la ciudad
Por suerte, en esta legislatura se ha dado un impulso importante a la apertura de guarderías en pueblos.
Esa bucólica imagen que tienen algunos de los pueblos, con sus verdes campos o sus saludos mañaneros choca con una realidad en la que los vecinos del mundo rural se enfrentan a los mismos problemas que los de las urbes. Los mismos o, quizás, más serios. Porque los servicios, como tristemente todos sabemos, distan mucho de estar al mismo nivel que los que encontramos en localidades de mayor tamaño. La escuela infantil, sin ir más lejos. Sí, lo que anteriormente conocíamos como guardería. Nos guste o no, pocas personas en este país pueden permitirse estar tres años sin trabajar hasta que los bebés dejan oficialmente de serlo y pueden ser matriculados en un colegio. Y no todo el mundo tiene abuelos de los que echar mano. Así que sí. Que al final se considera un derecho que los padres de las zonas rurales tengan una escuela infantil a mano. En sus pueblos o en los de alrededor. Que puedan dejar a sus pequeños con toda la tranquilidad del mundo e irse a trabajar, a buscar trabajo o a lo que consideren oportuno. Por suerte, en esta legislatura se ha dado un impulso importante a la apertura de guarderías en pueblos. Nueve ayuntamientos han solicitado el servicio a la Junta de Comunidades, que lo financia con ayuda de los fondos Next Generation. Ayer se inauguró la de Alcolea del Pinar. Hace meses se hizo lo propio con la de Humanes. Y en abril está previsto que abra la de Jadraque. Son tres ejemplos de que la igualdad de oportunidades llega también a los pueblos en forma de conciliación. Son los ayuntamientos los que han de dar el paso adelante y favorecer la implantación de este servicio, algunas veces en locales propios y otras en espacios habilitados en el colegio, como es el caso de Alcolea. Pero lo importante es la profesionalización de los cuidados de los más pequeños, también en los pueblos pequeños. Como ellos.