Contra el cambio climático
Es un desafío global revertir las señales de alerta, reaccionar ante las evidencias científicas que demuestran que la actividad humana daña y debe ser corregida.
Madrid acoge la cumbre mundial contra el cambio climático, foro de discusión y análisis del que deben salir acuerdos concretos para establecer políticas conjuntas y fijar metas que preserven el planeta frente a todas esas conductas colectivas e individuales que lo amenazan hasta en su propia subsistencia. Grandes expertos y líderes debaten, reflexionan, lanzan mensajes mientras los activistas se hacen ver con movilizaciones o protestas para exigirles concreción y actuación. Y en este escenario de encuentro que pone de relieve la preocupación mundial por la situación, paso ya de por sí importante aunque insuficiente, Castilla-La Mancha se suma con la organización desde el Ejecutivo de más de un centenar de actividades en las que participan gran número de ayuntamientos y diputaciones. Conferencias, documentales, iniciativas de récord, representaciones teatrales, coloquios, recogida de residuos, actividades de sensibilización, talleres… se suceden en numerosos lugares desde la capital provincial hasta pueblos del Señorío, del Corredor o la Sierra Norte. Los ciudadanos opinan, participan, siendo conscientes de que cada uno de ellos es un agente necesario para alcanzar el objetivo final si actúa de manera responsable, variando hábitos de consumo, reciclando, desechando el plástico, racionalizando el uso de recursos como el agua, la luz o la calefacción, no arrojando residuos al campo, cuidando el estado del vehículo, contaminando lo menos posible... Es un desafío global revertir las señales de alerta, reaccionar ante las evidencias científicas que demuestran que la actividad humana daña y debe ser corregida. Esta cumbre, toda la programación en torno a ella, las conclusiones, la movilización de la juventud o las medidas ya en marcha como el Plan de Gestión de Residuos de Castilla-La Mancha o el proyecto Marchamalo Agrocompostaje generan esperanza porque demuestran que algo está cambiando, que las personas y los poderes públicos saben que en su mano están las soluciones. Cada uno de nosotros debemos esforzarnos en mejorar nuestra relación con el medio ambiente a través de las acciones del día a día y seguir instando a cada administración a que priorice la defensa de la naturaleza. Entre todos estamos a tiempo de no destruir más y hacer posible que las generaciones futuras tengan la oportunidad de seguir viviendo en el mundo que hoy conocemos y al que estamos fallando.