De las calabazas en Brihuega

17/11/2017 - 13:40 Abelardo Mazo

Las calabazas en Brihuega eran un motivo de diversión y en la oscuridad nos servían para asustar a los más pequeños.

Leo el articulo del colaborador D. Emilio Fernández Galiano publicado en Nueva Alcarria el pasado viernes tres de los corrientes La Raposera, titulado “ Made in USA”, habla de calabazas, y dice que,  “Y por calabazas sólo conocíamos las de los suspensos, las que nos daban nuestras pretendidas y a doña Ruperta, la del concurso televisivo “Un dos tres””. Yo Sr. Fernández  quiero discrepar con Vd., y discrepo.
    Discrepo  con el Sr. Fernández Galiano porque en mi pueblo Brihuega era costumbre allá por los años 50 y 60 cuando llegaba el mes de noviembre los hortelanos y los particulares, y entonces eran muchos tenían calabazas, unos las vendían, otros las regalaban y los chicos limpiábamos  el interior de las calabazas, (por cierto las pipas las aprovechábamos y nos las comíamos por la mañana en ayunas porque decían eran muy buenas para limpiar los intestinos) tanto en las esféricas  como en las delicada, bellota o espagueti  dibujábamos los ojos, nariz y boca, después recortábamos lo pintado,  y tras colocar una vela en el interior al llegar las noches íbamos de casa en casa, de puerta en puerta y pedir un dinero, en esa época unos céntimos, lo mismo que en Navidad con la ronda íbamos a rondar y pedir el Aguinaldo. O sea que las calabazas en Brihuega eran un motivo de diversión y en la oscuridad nos servían para asustar a los más pequeños.