Del iluminado Zapatero al arrogante Pedro Sánchez
28/01/2016 - 23:00
Analizando los resultados electorales del pasado 20 D es fácil concluir que se abre una nueva etapa política en nuestro país, diferente a las anteriores, y no exenta de incertidumbres, donde la aritmética parlamentaria hace difícil conseguir un gobierno estable que garantice el crecimiento, la creación de empleo y evite la ruptura de España.
Si escuchamos la opinión generalizada que está en boca de muchos ciudadanos, de periodistas, y de líderes políticos de diferentes partidos, lo más razonable sería una gran coalición de gobierno, con un acuerdo a tres bandas -PP, PSOE, C´s- , que tendría el apoyo de una mayoría de más de 2/3 del Congreso y del Senado. Un acuerdo muy bien visto por los principales líderes europeos, consiguiendo un gobierno fuerte para afrontar con garantía los nuevos retos.
Sin embargo, el único que no lo ve, ni comparte esta opinión generalizada, es Pedro Sánchez, que en un intento de supervivencia política hace trueques con los independentistas catalanes, prestándoles los votos que no han ganado en las urnas.
Este líder cuestionado por los suyos, con muy poco sentido de Estado, mete su cabeza debajo del ala, como el avestruz, y emprende una huida hacia adelante, sin importarle la unidad de España o el futuro de los españoles. Y no le preocupa el alto precio de esta operación sin sentido, porque él no va a pagar la factura, lo pagaremos los españoles.
Pedro Sánchez no piensa en el interés general, ni tan siquiera en el de su partido. Solo piensa en su ego y en cómo llegar a ser investido presidente en el mes de febrero, utilizando los atajos que sean necesarios. Por eso prefiere aliarse con partidos extremistas y separatistas, en lugar de escuchar las voces de dirigentes de peso de su partido que ven una oportunidad, tras los resultados del 20 D, de conseguir un gran acuerdo de gobierno a tres bandas, apoyando a un gobierno fuerte y estable.
La creación de un gobierno de izquierdas radical, encabezado por el actual líder socialista traería malas consecuencias para España. Nos llevaría en poco tiempo, a una situación de inestabilidad y a una nueva regresión económica. Eso sí, viviría este año y parte del que viene de las rentas, de la inercia del crecimiento logrado gracias a las medidas que tomó con acierto el gobierno de Rajoy, y del gran esfuerzo realizado por todos los españoles.
Ojalá me equivoque, pero más pronto que tarde nos volvería a meter en una nueva crisis, tan grave o peor que la de ZP. Porque la situación de ahora no es la de 2004, donde ZP se encontró con la mejor herencia que jamás volverá a recibir ningún gobierno en España.
Los peligros de los mercados externos están ahí acechando, al igual que en el 2007. Nuestra economía necesita al menos continuar dos años en la línea actual, para afianzar el crecimiento y la creación de riqueza. La única vía para que lleguen los efectos positivos del actual momento a los más necesitados. Es muy fácil con cuatro medidas populistas tirar por la borda todo lo conseguido con mucho esfuerzo en los últimos cuatro años.
Todo parece estar orquestado, salvo un milagro, para que Sánchez sea elegido Presidente. Eso sí, será una marioneta cuyos cables los manejarán políticos de partidos extremistas y separatistas. Hace tan solo unos días pudimos comprobar cómo Pablo Iglesias repartía los ministerios humillando al Partido Socialista. Quién sabe, si al final de este viaje a ninguna parte, emprendido por un Pedro Sánchez que no parece tener ninguna línea roja para gobernar, puede hacer bueno a ZP.