Democrakcia
Educados durante décadas en la ciega convicción que el sistema representativo es la panacea en cuánto al modelo de gobierno más equitativo y justo de armonización de las relaciones sociales, asistimos atónitos con el paso de los años, a todo un maremagnum de atropellos democrático-institucionales que no hacen más que manifestar el proceso de caducidad en el que está inmerso el modelo democrático de representación política. Los partidos políticos representan la opción del estado de derecho, representan la ley, mediadores y salvaguardas de los intereses generales, responsables legítimos de la buena convivencia y la prosperidad de toda la sociedad. Fuera de ahí (como si el pueblo no demandase un verdadero estado de derecho), y lejos de la realidad, el pueblo unas veces se presenta en su estado más puro (detentor de la soberanía), y otras veces, como enemigo de la misma, alborotador antisistema.
Que sutil!! El sistema crea su monstruo (el pueblo se convierte en antisistema por voluntad partitocrática) y además cuenta con el respaldo de una clase política cómplice. Los dirigentes políticos, una vez elegidos representantes, terminan por no velar por el interés general, fomentando el enfrentamiento colectivo durante toda la legislatura, véase cualquier campaña electoral municipal o legislativa. Y como es tan fácil en éste país juzgar gratuitamente, aprovechan para atacar y golpear en todo momento al más indefenso, el pueblo llano, el ciudadano de a pie, aquel que se encuentra sin empleo, sin salida profesional, desesperado en casa e ilusionado en la calle, el desconsiderado quejica que convive día tras día con la resignación y la indignación, aceptando medidas indiscriminadas. Paradojas de la sin razón, el pueblo concesor por la vía del sufragio de tan grata posición a nuestros dirigentes, por el derecho de utilizar la forma más pura y democrática de libre expresión que es la palabra y el diálogo, se convierte en el monstruo que hace tambalear su sistema. Unos dirigentes dicen que lo fácil es criticarlos.....más fácil se me antoja la forma en que van arruinando nuestras vidas sin que estén sometidos a un proceso de responsabilidad profesional y política.
Eso si que es un trabajo impecable. Otros callan, se arriman, lanzan el anzuelo y veremos a ver que se encuentran. Es la virtud de ser inmune al monstruo que ellos mismos crean. Pero el monstruo abre la boca y enseña los dientes. Y como alternativa a la expresión popular y a las asambleas espontáneas, el dualismo político propone la disuasión policial, la desfachatez por la que mendigan legitimidad absoluta, su atrevimiento incívico y antidemocrático menospreciando al pueblo soberano. Y ante éste manual de buenas conductas democráticas, la ciudadanía sin frontera alguna, poco a poco se posiciona y toma conciencia de la magnitud que supone la canalización del malestar general por vías pacíficas. Toma de conciencia de la generalidad proponiendo soluciones alternativas, y con ello la posibilidad de llevar a la práctica un cambio verdadero del modelo actual, un cambio de la clase dirigente, culpable de la situación mundial actual. Éste movimiento espontáneo se torna cada vez más una ilusión y una oportunidad real para el cambio, y muestra con hechos el colapso del modelo actual. Todo el poder a las Asambleas!!.