Ejercicio de empatía para nuestros políticos

22/11/2010 - 00:00 Avelino González

El problema del Sahara Occidental es histórico. Sin embargo, ahora es actualidad, está en la portada de todos los medios de comunicación. Esta situación tan candente se veía venir, y estos enfrentamientos de El Aaiún, también eran predecibles. Las nuevas generaciones de saharauis, tanto en el Sahara ocupado por Marruecos, como los refugiados que viven en el desierto argelino, tienen un objetivo común: como hombres vivir con dignidad y en paz una tierra donde se puedan desarrollar como personas; y como pueblo, volver a la tierra de sus raíces, que les fue usurpada, en paz y en libertad. Ahora estamos inmersos en un enfrentamiento publicitario, y cada uno de los contendientes expone su versión de los hechos acontecidos para atraerse la opinión pública. Por cierto, el cinismo y la hipocresía de Marruecos, utilizando al Gobierno español, en las ruedas de prensa, roza el surrealismo. Marruecos figura en segundo lugar en los intereses comerciales para nuestro país (el primero es Francia, claro) tras la Unión Europea. Por esto no se puede molestar al reino de Marruecos, porque como se enfade, las principales empresas españolas corren el riesgo de perderse un suculento pastel. Además, Marruecos es el principal destinatario de la Agencia de Cooperación Internacional española, dependiente del Ministerio de Exteriores. Si lo es, por algo será. Y no soy yo quien diga que eso no es necesario; muy al contrario: la población marroquí, sobre todo en el medio rural está muy necesitada. Pero su graciosa majestad, Mohamed VI (en vida de su padre, Hassan II, ostentaba el título de Príncipe de los Pobres) y sus acólitos, que no llegan al 2% de la población acumulan el 95% de las riquezas del país. Menos mal que era príncipe de los pobres, porque su dinastía dilapida, unas fortunas inimaginables en caprichos propios y demás sutilezas; y todo para maquillar una dictadura. Ésta es la preocupación que Mohamed VI ha demostrado por su pueblo. Y ahora pretende, con el apoyo de sus incondicionales, también empapados de esos recursos económicos, y cuando no, comprados con el dineros sucios, de anexionarse el Sahara Occidental violando los derechos fundamentales que asisten al Pueblo Saharaui. No engaña a nadie Mohamed VI. Pero la ONU y la comunidad internacional están permitiendo que Marruecos incumpla todas y cada una de las resoluciones de Naciones Unidas, sin que por ello reciba ninguna sanción, ni siquiera amonestación. El hartazgo del Pueblo Saharaui después de estos 35 años es evidente. La comunidad internacional se mantiene al margen, porque el todo poderoso EE.UU. cuenta con un aliado de excepción en el norte de África. Pero no sólo es Estados Unidos el único interesado en la explotación de los recursos naturales del Sahara Occidental, sino Francia. Éste último, cabe reseñarse, actúa con un proteccionismo neocolonial en Marruecos, que bien podría ser una de sus regiones al sur de los Pirineos. Es indigno e inhumano verse en la piel de los saharauis. A todos los gobernantes, sean o no dignos representantes de la voluntad de su pueblo, con legítimas responsabilidades les propongo el ejercicio de la empatía: ¿Cómo se sentirían ustedes de verse en el pellejo de los saharauis? El papel de España, antes o después deberá ser más responsable, pues se tiene una deuda moral e histórica con el Pueblo Saharaui. Los saharauis miran a España como el náufrago mira la costa. España debe y tiene que ser el ‘’salvavidas”. Marruecos ocupa el Sahara Occidental manteniendo un gran ejército con dinero europeo, procedente de los acuerdos de pesca con la Comunidad Europea. Por cierto, los caladeros de pesca que pretende gestionar Marruecos pertenecen al Sahara Occidental. Por la paz y la justicia del Sáhara Occidental .