El 23 F y la memoria

19/02/2011 - 18:54 Carlos Carnicero

No es sólo un problema de generaciones distintas la diferente valoración de nuestra historia. Lo sustancial es la valoración de la democracia como sistema político, de los partidos y los sindicatos como instrumento fundamental de la aplicación de la democracia y la solidaridad imprescindible entre quienes más y quienes menos tienen, Treinta años después del casposo y obsceno intento de golpe de estado, hay algunos sectores de la sociedad que consideran que la transición casi fue una cesión vergonzosa de derechos ante unos poderes fácticos que existían y fueron desmantelados con inteligencia y unidad. Y ahora, con el juez Garzón a la cabeza, esta sociedad huérfana de liderazgos inteligentes, pretende "acabar con la impunidad del franquismo" como quien quiere resucitar un cadáver para poderlo ejecutar. Una sociedad sin sueños, sino utopías y sin proyectos de futuro tiene la terrible tentación de volver la mirada atrás para encontrar causas que ya están canceladas como los yogures y los medicamentos que ya no se pueden consumir. Y esa falta de inteligencia de nuestra clase dirigente abre la Ley de Memoria Histórica y no es capaz, en tiempo record, de establecer la legitimidad indiscutible de la República, la indignidad y la falta de cualquier justificación del golpe militar y la dictadura y la dignidad de todas las víctimas. Algo que se tenía que haber solucionado en unos pocos meses con los medios adecuados -los desenterramientos de todos los fusiladas en las cunetas- languidece con el riesgo de convertir en eternamente vigentes hechos acaecidos hace setenta años. La victoria del 23 F tiene muchos padres, pero los verdaderos héroes de aquellos días fueron los ciudadanos españoles que reaccionaron al unísono contra la decimonónica asonada. Hoy estamos en paz con nosotros mismos pero tan disconformes con nuestra clase dirigente que la consideramos el tercer problema en importancia de una sociedad que sangra cada día más con el paro y la falta de esperanza.