El baúl de los recuerdos: Feliz encuentro
¿Quién no se vio enamorado de la amiga de los juegos, la guapa vecina o la compañera del colegio?
Como inciso recordar, como todos o casi todos en nuestros infantiles años, que fuimos testigos de haber tenido nuestras presentaciones amorosas, que a lo largo de los años nos han sido gratas recordar pues ¿Quién no se vio enamorado de a la amiga de los juegos, la guapa vecina o la compañera del colegio?
Así empiezo este pequeño escrito: De esa añorada adolescencia vienen a mi memoria con alegría de retenerlos aquellos recuerdos que tanto nos ha sido gustoso rememorar, pues tan amorosas cuitas fueron cielo y gloria difíciles de olvidar.
Así repito, que ahora ya caducos ante el paso de los años no podemos olvidar que siendo ella una niña y yo un chiquillo añoremos de por vida el recuerdo del pasado con tan felices momentos.
Por primera vez te encontré en una capilla, rogando y expresando tus deseos quién sabe a quién. Te miré, me miraste y acercándome te dije “eres un ángel”.
Pasado el tiempo, ya hombre maduro, vi que dabas a otro el cariño, que con mentirosas frases me juraste cuando eras una niña y yo un niño, que ya sin risas y ante el dolor de haberme olvidado, no pude por menos que decirte “eres un demonio”, pues despechado he convertido en odio lo que para mí fue el gran amor de mi vida como niño enamorado.
Hoy en la más absoluta indiferencia te contemplo y perdono, me río de mi mismo y comprendo que fuiste siempre mujer caprichosa, pero nunca “ángel o demonio”.
Quizás en principio pedías la gracia de un novio o compañero para toda la vida, pero pronto olvidaste las promesas concedidas, aunque reconozco que en la vida no hay nada perenne, todo con el paso del tiempo se pulveriza, quedando solo la gracia o herencia de recordar por haber llegado ya a viejo. Ante ese... ángel de los recuerdos.