El coronavirus y la falta de humanidad
Estamos tranquilos por haber cumplido la voluntad de mi madre sin perjudicar a nadie.
Mi madre falleció en Madrid el 17 de mayo (no por Covid). Su deseo era que la incineráramos y la lleváramos a nuestro pueblo, La Yunta, donde celebrásemos una misa de funeral antes de dejarla en el cementerio.
Pudimos realizar todos los trámites con rapidez, pues tanto la alcaldesa como la secretaria hicieron que todo fuera fácil en estos momentos tan difíciles .Gracias a ambas.
Además, antes de desplazarnos de Madrid a La Yunta, pedimos permiso a la Policía Nacional, que nos lo concedió.
El sábado 23 fuimos al entierro; estrictamente la familia más cercana. Por supuesto, con mascarillas, sin besos ni abrazos y respetando las distancias de seguridad. Pasamos unas dos horas en el pueblo y no tuvimos contacto con ninguno de los habitantes.
Estamos tranquilos por haber cumplido la voluntad de mi madre sin perjudicar a nadie.
Aun así, al día siguiente, escuchamos a una persona de La Yunta criticarnos en un programa de radio por desplazarnos a trasladar “unas cenizas” ya que, eso no es una urgencia y, en su opinión, los funerales deberían esperar a entrar en la fase 3.
Absolutamente lamentable. ¿Hay que explicar a este señor que no fuimos a llevar “unas cenizas”? Escuche: fuimos a llevar las cenizas de mi madre, cumpliendo sus últimas voluntades.
Y no. No es lo mismo enterrar a un difunto cuando corresponde que convivir con sus restos en casa dos meses. Debería usted entender qué es un duelo y mostrar un poco más de humanidad y empatía con el dolor de las familias.
Déjese de victimismo y no diga que refleja la opinión de las personas mayores .Claro que tienen miedo. Como todos. Pero ellos sí tienen sensibilidad y saben que hicimos lo correcto: enterrar a mi madre sin causar ningún daño en el pueblo.