El crimen de Chiloeches

Afortunadamente, los balances de criminalidad así lo constatan, son escasos los asesinatos y homicidios en la provincia. Recordamos, entre otros, aquel parricidio en Atienza, primer juicio con jurado popular en Guadalajara, el conocido como el del carnicero de Cifuentes, el de Miriam Vallejo en Villanueva de la Torre que no se esclareció, el de Nicoleta en Alovera, el múltiple de Patrick Nogueira o el último, el hombre que mató a sus padres en Brihuega. Todos deleznables. 

    Durante días los medios de comunicación nacionalesa han informado de los pasos que siguen al apuñalamiento de un matrimonio y su hija en un chalé de la Urbanización de Medina Azahara de Chiloeches, en lo que parece un robo que se fue de las manos, estando ya en prisión los presuntos autores. Se ha hablado de los detalles de la investigación, de las  detenciones y declaraciones. La provincia ha sido protagonista por un crimen, algo que es un capítulo negro que no queremos escribir, pero que lamentablemente es algo que no está en nuestras manos. Es una tragedia horrible la muerte de una pareja de tan solo 52 años de edad y su hija de 22, a sangre, dejando huérfano a un chaval que todavía está en el instituto y al que le queda  rota su vida.

  Es de destacar el inmediato esclarecimiento de los hechos que pone de manifiesto el buen hacer de los efectivos implicados y del procedimiento habitual en nuestro sistema policial y judicial. Lógicamente todo es presunto hasta que un juicio con las máximas garantías procesales y las correspondientes pruebas sentencie y posteriormente se solventen, si los hay, los recursos que sean precisos, porque disfrutamos de un Estado de Derecho. 

  Hoy queremos manifestar nuestro pésame por estas muertes que nos causan conmoción y el máximo  respeto por las víctimas, así como desear lo mejor a este chico y a cuantos sufren por los fallecidos, felicitando a las fuerzas y cuerpos de seguridad, bomberos, personal sanitario y a quienes están interviniendo en respuesta a lo sucedido, en lo que ya es una página negra de nuestra historia que nunca hubiésemos querido escribir.