El Festitiriguada arranca con muchas historias que contar

10/09/2016 - 19:04 D.Pizarro/ Video: L.Anós

El público respondió a las primeras actividades de uno de los actos más mágicos de las fiestas.

La magia de los títeres y las marionetas cumplió nuevamente con su misión: llenar las cabezas de los más pequeños de personajes pintorescos, de lugares encantadores y de sentimientos bondadosos. Porque la maldad no tiene cabida en el mundo infantil, o si la tiene, es rápidamente vencida por el amor y la alegría. Esta función la cumplieron con creces las distintas actividades que durante este fin de semana tuvieron lugar en el Festitiriguada. Este festival se ha consolidado como uno de los actos centrales de la programación infantil de las Ferias y Fiestas de Guadalajara. Porque cada año son miles los niños que pasan por sus diferentes escenarios para sumergirse en el mundo de las tablas, de los personajes disfrazados, de las espadas de madera y de las caritas pintadas. 
    
Un reino de papel
Una de las funciones que disfrutaron los que se acercaron al Palacio del Infantado fue la protagonizada por un campesino y un juglar. Venidos de otra época muy, muy lejana, contaron la historia del reino de papel. “Una historia que habla de un maravilloso lugar donde todo puede suceder”. En aquel reino vivía un monarca de papel que un buen día perdió su corona, también de papel. El juglar iba transformando una hoja de papel, de esas que encontramos en cualquier casa, en todos estos elementos, ayudando a transportar la imaginación de pequeños y mayores por los escenarios de esta historia. Ese objeto “tan preciado” para el monarca le llevó a emprender un viaje por lugares misteriosos, como el bosque, el mar... lugares lejanos en donde esperaba encontrar su corona. Buscó por los cuatro puntos cardinales –que los pequeños pudieron repasar en directo– y finalmente se tuvo que conformar con un tocado, también de papel, del que quedó “prendado”. Los malabares prologaron esta sencilla pero efectiva actuación. Sin embargo, poco se pudo hacer para evitar el calor, dado que había pocas sillas del patio de butacas que disfrutaran de la tan preciada sombra.