El micoturismo y el desarrollo rural
La pasión por la micología vive su momento álgido en otoño, tras la caída de las primeras lluvias, cuando las setas crecen en el campo.
La pasión por la micología vive su momento álgido en otoño, tras la caída de las primeras lluvias, cuando las setas crecen en el campo para deleite de los aficionados a su recolección, una actividad que potencia el desarrollo rural y el turismo de naturaleza, el denominado micoturismo.
Entre las preocupaciones fundamentales, el conocimiento necesario para discernir entra las decenas de especies diferentes para evitar intoxicaciones alimentarias que, en el peor de los casos, pueden llegar a provocar la muerte. Con este objetivo de formación y concienciación de los amantes de la micología y la búsqueda de setas trabajan desde hace siete años los cuatro emprendedores vascos que crearon la fungipedia.org.
Juan Andrés Román, Francisco Javier Calvo, Aitor Calvo y Ricardo Ibarretxe son los creadores de este portal web a partir del cual nació una aplicación móvil con 500 tipos de ejemplares, que la convierten en el catálogo micológico más extenso en español para teléfonos inteligentes.
Sus datos se pueden consultar también en papel, gracias a “Setas. La guía definitiva”, una publicación que -según ha explicado Francisco Javier Calvo- incluye 117 tipos de hongos con textos e imágenes que permiten distinguir las variedades comestibles de las tóxicas e Bizkaia a Andalucía, las zonas de recolección se amplían por toda España.
Calvo vive en Galdácano (Bizkaia), una zona rica en variedades micológicas gracias a la combinación de un clima húmedo y templado con la existencia de diferentes hábitat (pinares, robledales o hayedos) en poca extensión de terreno, donde se pueden encontrar boletus, níscalos, molineras o pardillas.
Una riqueza de setas que también se da en el Parque Natural de la Sierra de las Nieves (Málaga) donde la empresa Micogest oferta salidas micológicas en las que se imparten nociones básicas de buenas prácticas para la recolección e identificación de especies. Uno de los socios de Micogest Manuel Becerra ha apuntado que se trata de una de las “mejores zonas” para recolectar hongos en España por su buen clima, con abundantes lluvias.
Sierra de las Nieves se extiende por 300 kilómetros cuadrados de castañares, pinares, encinares, pastizales de montaña o alcornocales donde crecen setas de cardo, boletus, níscalos o “yema de huevo” (amanita caesarea).
Por su parte, en Castilla y León existen zonas como Soria o Zamora donde la celebración de jornadas micológicas, seminarios o incluso la existencia de museos y asociaciones micológicas convierten esta actividad en un pilar esencial del turismo rural en otoño y primavera.
En Rabanales (Zamora), el director del museo micológico, Pedro Gómez, ha destacado que esta zona es la mayor de España en concentración de industrias que se dedican a la recolección y transformación de setas silvestres para consumo.
El interés comercial reside fundamentalmente en la presencia de boletus edulis, que nace junto a los jarales de la zona, un hecho único en toda la Península y que incluso es motivo de investigación científica.
En la provincia de Soria, el presidente de la asociación micológica de Navaleno, Jesús Javier Andrés, precisa que el boletus es el “rey” de esta zona, en la que son numerosos los restaurantes con oferta micológica y guías que organizan paseos por el monte con rutas señalizadas.
Aragón también cuenta con tradición micológica y en zonas montañosas como el Moncayo se han clasificado más de 600 especies.
El municipio de San Martín de la Virgen del Moncayo es el epicentro de toda la actividad micológica, al contar con un centro de micología, casas rurales y restaurantes que han convertido al micoturismo en un “aliciente” para su desarrollo económico, según ha señalado el coordinador de este centro, Javier Cortés.
La recolección de setas y el micoturismo se ha convertido así en una de las actividades más atractivas para salir al campo en otoño y en una fuente de riqueza y vida para el territorio rural, eso sí, siempre con la prudencia como primera norma.