El Palacio del Infantado, en el ojo del huracán

11/05/2018 - 12:15 Redacción

Con el Palacio cerrado será más fácil actuar sobre él de manera inmediata y eficaz.

Tiempos tristes para uno de los edificios más nobles, bellos y con historia de nuestra región. El Palacio del Infantado, con 526 años de antigüedad, ha tenido que ser cerrado  para acometer en él las obras necesarias una vez se determine el alcance de los males que sufre su estructura, al parecer, por efecto de la aluminosis. Las instituciones, conscientes de la importancia del monumento, han prometido invertir lo que haga falta para su total reparación y en ello confiamos al igual que esperamos que los estudios y acciones sean ejecutadas por los mejores expertos. Pero mientras esto sucede, y deseemos que no se demore más de lo preciso, todo es polémica en torno al Palacio. La primera sobre la decisión del cierre que algunos ciudadanos y colectivos como Abraza el Infantado consideran precipitado, exagerado e insuficientemente explicado, alertando del daño sobre el turismo. Entendemos estos sentimientos, compartimos la visión negativa que tendrá respecto a los visitantes la noticia de no poder contemplar la mayor joya de la ciudad, pero consideramos prudente la decisión por seguridad ante un potencial riesgo para las personas y los bienes al menos hasta que se sepa la gravedad de su estado. Con el Palacio cerrado será más fácil actuar sobre él de manera inmediata y eficaz. Un informe del ministerio de Cultura así lo aconsejaba y desde el Gobierno regional han tomado una decisión difícil pero valiente que en poco tiempo se mostrará  acertada pues el deseo común es la reapertura una vez subsanados los problemas. El segundo caballo de batalla es la construcción del piso del duque y aquí es el Ayuntamiento quien en cumplimiento de las ordenanzas municipales, obrando conforme a Derecho y con firmeza, no da licencia y el ministerio, que busca la ejecución de una sentencia, que como todas respetamos, recurrirá a los tribunales siendo un juez quien decida. Si se debe poner a disposición del noble unas dependencias  que se haga, pero ajustándose a las normativas  y dentro de lo razonable en cuanto a metros y disposición.