El parto de la Fabiola
En la carrera de San Jerónimo se está cociendo un posible pacto de investidura y en Sigüenza se duda el personal duda entre ir la piscina, darse un paseo por el pinar o tomar unos botellínes.
No sé si es porque las vacaciones generan un distanciamiento respecto a lo cotidiano, el trabajo y la política o ésta nos está distanciando de todo lo que antes generaba interés. Desde una Sigüenza que por días parece convertirse en corazón veraniego de estas latitudes, lo que pasa a apenas 125 km de aquí parece que nos la trae al pairo. En la Carrera de San Jerónimo se está cociendo un posible pacto de investidura y aquí el personal duda entre ir a la piscina, darse un paseo por el pinar o tomarse unos botellines.
Albert Rivera parece que ha optado por lo de tirarse a la piscina, aunque con manguitos, los que nos necesitó en su anterior pacto con Pedro Sánchez. Mientras escribo estas líneas el líder de Ciudadanos y el presidente del Gobierno en funciones están tejiendo un posible acuerdo que podría terminar con el hartazgo general y nos permitiría disfrutar de nuestro descanso estival.
El que debe de estar bien descansado es el líder socialista, que desde las pasadas elecciones parece estar tumbado en un NO, NO, NO a pie de playa levantina. Y es que unos llevan la fama y otros cardan la lana porque al menos Rajoy y Rivera un día de San Lorenzo se lo están currando. Creo que eso no pasaba desde el 36, cuando unos cuantos militares le jodieron las vacaciones al presidente Azaña.
No hace tanto, pero sí hace bastantes años, un señor mayor del asilo de Sigüenza al que le llamaban “el Cadul,” se ganaba unas perrillas vendiendo periódicos por los bares y calles de la ciudad. Cuentan, probablemente inventado por algún desaprensivo, que un día con el fin de vender más periódicos, se inventó el embarazo de la reina de los belgas -nunca tuvo hijos-, española y casada con el rey Balduino. “Extra, extra, el parto de la Fabiola” dicen que gritaba el bueno de “el Cadul” agitando un periódico. Esperemos que de la reunión entre los líderes del PP y C’s surja un pacto estable que permita la formación de un gobierno poniendo fin a este desatino. No vaya a ser que se quede en el parto de la Fabiola.