Estado de deuda

26/08/2016 - 11:37 Jesús Fernández

El concepto y explicación del Estado van siempre unidos al de garantía.

El concepto y la explicación del Estado van siempre unidos al de garantía. Derechos humanos, ejercicio de  libertades, servicios públicos, seguridad y justicia, ciudadanía y nacionalidad, propiedad privada. Todo estaba apoyado y protegido en un llamado Estado de derecho. El resultado era una confianza firme e ilimitada  de los ciudadanos en dicho Estado. ¿Qué queda hoy de todo eso cuando vemos que el Estado (el poder) se convierte  en un instrumento al servicio de intereses partidistas en manos de sus representantes políticos?
    Referido a la economía globalizada ¿qué garantiza hoy un Estado? Hemos pasado del Estado de derecho al Estado de deuda. La deuda de antes son los impuestos de ahora y del futuro. Después de la Segunda Guerra Mundial, ante la devastación general causada por ella, se veía legítimo y plausible, que los Estados nacionales acudiesen al endeudamiento exterior o petición de capital para poder financiar las grandes inversiones necesarias (infraestructuras principalmente) en aquel momento para la población. Era una economía de préstamos y la cultura de la deuda era muy rigurosa en relación a su contracción, su compromiso, su obligación, su mantenimiento y su devolución.          
    Pero todo esto hoy ha cambiado y se ha devaluado. Antes los Estados emitían moneda cuyo valor   ellos respaldaban como garantía. Ahora, perdida esa soberanía por la adhesión a la Unión Europea, los Estados emiten deuda. Entonces, la deuda respondía a la falta de inversiones, hoy la deuda responde al exceso de gastos. Gastamos demasiado. Necesitamos recursos ajenos para financiar servicios propios. La democracia no ha abierto tanto la boca de libertad sino la caja de reivindicaciones. Ha llegado a un punto en el que a todo el que pide hay que darle lo que pide para taparle la boca, nunca mejor dicho. La capacidad del Estado parece ilimitada. Y sin embargo, las necesidades son muchas mientras que  los recursos son pocos.
    Elogio de la austeridad. La llamada austeridad no es ninguna medida o estrategia política o fiscal sino la condición general, personal y comunitaria de la vida humana. Hay desajustes, hay tendencia al exceso, al abuso y a la corrupción que es necesario corregir. Las medidas económicas son siempre necesariamente correctoras de una antropología  del deseo y de la ambición. Sólo desde la austeridad y contención hay crecimiento, desarrollo y una redistribución de la justicia social. Todo se puede perder con el despilfarro. Todo se gana con la moderación. La austeridad tiene como destino final el empleo que crece con ella. Nada crece con la deuda excepto  la deuda misma. La deuda del Estado se convierte en Estado de deuda.