¿Eutanasia? no, gracias

27/05/2018 - 12:53 Manuel Ángel Puga

Quienes promueven la eutanasia deben reconsiderar que la mayoría del pueblo español estima que el límite último de una vida humana no lo debe poner la eutanasia, sino la propia naturaleza del enfermo y, en definitiva, Dios que es el autor de esa naturaleza.

Es sabido que el PSOE ha presentado recientemente una Proposición de Ley para que la eutanasia sea “un derecho reconocido, individual y financiado”. Como consecuencia, el Pleno del Congreso de los Diputados ya dio el primer paso para la legalización de la eutanasia, debido al apoyo prestado por la mayoría de los grupos parlamentarios a la propuesta hecha por el Parlamento de Cataluña, solicitando la reforma del Código Penal con vistas a la despenalización de la eutanasia. Todos los grupos votaron a favor de la propuesta, excepto el PP y UPN, que votaron en contra, y Ciudadanos que se abstuvo. Lo que se pretende con dicha propuesta es favorecer la ayuda al suicidio de las personas que padezcan una enfermedad incurable o que se encuentren en fase terminal y deseen morir. Como no podía ser de otro modo, se ha desatado la polémica sobre tan controvertido tema.
    Es curioso, pero todo este asunto coincide con el caso del científico australiano, David Goodall, quien a sus 104 años, y sin padecer ninguna enfermedad grave, solicitó el suicidio asistido en Suiza (país en el que está permitida la eutanasia) por simple hastío vital y porque, según ha dicho, “no soy feliz”. El pasado día 10 de mayo David cumplió su deseo. Una inyección de nembutal puso fin a su vida... ¿Será ahora feliz?
    Otro aspecto que también resulta curioso es que el PSOE no tratase de legalizar la eutanasia cuando estuvo en el Gobierno. Podía haberlo hecho, máxime teniendo en cuenta que Zapatero prometió durante la campaña electoral que legalizaría la eutanasia; sin embargo, no lo hizo. Según muchos observadores, el PSOE ha presentado ahora la Proposición de Ley movido por fines electoralistas. Como explica el experto en Bioética, José Miguel Serrano, “ahora se entiende que ser progresista es ser eutanásico, y el PSOE quiere erigirse en líder de la izquierda defendiendo posiciones radicales cuando antes su postura era más transversal” (La Razón, 7-5-2018). En realidad esta explicación es bastante convincente.
    Ante todo lo anterior, conviene recordar que en España están perfectamente regulados los cuidados paliativos para evitar el dolor a los enfermos terminales. Es más, el Consejo de Médicos viene pidiendo que se incrementen las unidades de cuidados paliativos en todo el territorio nacional y que se doten de más medios materiales y humanos. En este sentido, constituye una buena noticia el hecho de que recientemente la Fundación Bancaria La Caixa y el Ministerio de Sanidad hayan firmado un convenio para renovar su anterior compromiso e incrementar en toda España el número de unidades de cuidados paliativos destinadas a los enfermos que padezcan enfermedades incurables o se encuentren en fase terminal. El panorama, como podemos comprobar, es bastante prometedor, razón por la que es lógico decir: “¿Eutanasia? No, gracias. Tengo suficiente con los cuidados paliativos”.
  Por otra parte, existe la experiencia de que, en aquellos países en los que está legalizada la eutanasia, la permisividad se ha ido imponiendo poco a poco y, en consecuencia, se cometen muchas irregularidades. Ninguna acción humana es perfecta, por lo que la pretendida “muerte digna” en ocasiones no es tan digna. En la fase final de la vida de un enfermo pueden entrar en juego intereses económicos o de otro tipo que restan dignidad a esa muerte.
    Teniendo en cuenta que la mayor parte de los españoles se declaran católicos, es muy importante conocer la postura de la Iglesia. En este sentido, recordemos que la Iglesia considera a la eutanasia como “una acción moralmente inaceptable”, ya que “constituye un homicidio gravemente contrario a la dignidad de la persona humana y al respeto del Dios vivo, su Creador”…

        Por tal razón, sería bueno que quienes promueven la eutanasia reconsiderasen que la mayoría del pueblo español estima que el límite último de una vida humana no lo debe poner la eutanasia, sino la propia naturaleza del enfermo y, en definitiva, Dios que es el autor de esa naturaleza. Y por otro lado, tengamos presente el hecho de que desde la Asociación Española de Psicogerontología se viene recordando que en España “el deseo de morir por hastío vital no es frecuente entre las personas mayores”... Lo que sí es frecuente, como todos sabemos, es el deseo de vivir por instinto de supervivencia; lo que sí es frecuente es no querer morir; lo que sí es frecuente es desear vivir “hasta que Dios quiera".