Félix Rodríguez de la Fuente

24/03/2018 - 18:20 Jesús de Andrés

Contaba con 52 años cuando falleció en Alaska.

Félix Rodríguez de la Fuente hubiera cumplido 90 años este mes de marzo y, con motivo del aniversario, Televisión Española ha realizado una película biográfica sobre su figura, El animal humano. Dirigido por Manel Arranz y Gemma Soriano, el documental es de particular interés por contar con el testimonio de aquellos que estuvieron cerca de él –familiares, compañeros de trabajo, naturalistas, científicos…– pero también por la perspectiva que da el tiempo transcurrido desde su muerte. Lejos de quedarse únicamente en rememorar los éxitos de sus programas, ahonda en los recuerdos de aquellos niños que al son de las notas de Antón García Abril se sentaban cada semana frente al televisor para escuchar su carismática voz. Además, señala los debates que algunos temas planteados en sus programas de radio y televisión suscitaron en una sociedad ayuna de cultura y los problemas que tuvo con la censura ante el control que determinados sectores del tardofranquismo quisieron imponerle. Atreverse a hablar de Darwin y las teorías de la evolución humana, cuestionar la labor de los misioneros que destruían el universo mítico de los pueblos indígenas o criticar la “fiesta” de los toros por su brutalidad pueden parecer asuntos triviales, pero sin duda requerían de una gran valentía en aquel entonces.
    Programas como El hombre y la tierra supusieron un antes y un después en la forma de hacer divulgación científica y fueron, sin duda, una manera novedosa de realizar televisión. El desarrollo actual de los documentales televisivos, no sólo nacionales sino también internacionales, debe mucho a su labor; de hecho, la distribución y el éxito comercial de sus series alcanzaron a medio mundo. Sus impresionantes producciones cinematográficas son casi impensables hoy en día: por ejemplo, un campamento de rodaje se estableció durante varios meses al año en el barranco del Río Dulce, hoy parque natural. Su ligazón a Guadalajara era firme, hasta el punto de que estableció aquí su residencia. Un monumento a medio camino de la carretera entre Torremocha del Campo y Pelegrina recuerda su paso por nuestra tierra.
Quienes por aquella época estábamos en edad escolar, recordamos aún con emoción aquel programa mítico en la que una loba acosada por el hombre cambiaba a sus lobeznos de guarida para protegerlos, aquel otro en el que un águila real cazaba un chivo de cabra montesa y se lo llevaba en vuelo hasta su nido o aquellos en los que aprendíamos nombres de animales tan cercanos como desconocidos: la comadreja, el erizo, el topo ibérico o el inolvidable lirón careto.
    Contaba con 52 años cuando falleció en Alaska mientras rodaba uno de sus programas. Su muerte fue una pérdida incalculable para nuestro país, tan necesitado –ayer como hoy– de conciencia ecológica y respeto a los animales. Félix Rodríguez de la Fuente no murió en 1980 en aquel fatídico accidente de avioneta; ese día, hace 38 años, Félix empezó a vivir para siempre.