Fescigu

21/10/2018 - 13:18 José María Valero/Guadalajara

Con la conciencia social de nuestra nación demostrada día a día, me sorprende más si cabe que el Festival de cine Solidario de Guadalajara, ponga el énfasis en negar el agua al vecino, porque eso son los que viven en el levante y emplean esta agua.

Nunca me han gustado los que disfrazan su tarea con palabras rimbombantes, tipo: “democrático”, “solidario”, “altruista”, “generoso”, parecen disfrazar con el apellido de la terea lo que realmente quisieran ser y no son, bien porque no pueden, bien porque no quieren, bien por sacar más de subvención. En este caso me sorprende el Festival de Cine Solidario de Guadalajara (FESCIGU). Ciertamente no he visto ninguno de los cortos emitidos, solo hablo por los comentarios que los organizadores han vertido en cada una de sus entrevistas públicas. Parece ser que el tema de este año, era el siempre polémico tema del agua, y parece ser que la base de estas proyecciones era la “defensa del agua” y la derogación del trasvase Tajo-Segura.

Vivimos en un país donde la solidaridad se muestra a diario con cientos de ejemplos, el más cercano las inundaciones en Mallorca, pero podemos hablar de la acogida de inmigrantes, de la donación de órganos, de los voluntarios del Prestige, de los misioneros españoles por el mundo; en fin ejemplos diarios de ayuda a los demás desinteresadamente y sin publicidad.

Con la conciencia social de nuestra nación demostrada día a día, me sorprende más si cabe que el Festival de cine Solidario de Guadalajara, ponga en énfasis en negar el agua al vecino, porque eso son los que viven en el levante y emplean esta agua, vecinos nuestros a los que pretenden negar el uso de un bien natural. En vez de reivindicar el agua para todos y que cuencas excedentes llenen nuestros pantanos y a la vez eviten inundaciones en sus cauces, pretendemos negar el agua (y el pan y la sal) a nuestros vecinos, aun a costa de que esta agua genere gran cantidad de impuestos y tasas de las que nos beneficiamos todos.

El agua es un bien natural, del que todos nos aprovechamos para vivir de la mejor manera posible, unos regando los cultivos que luego nos alimentan, otros utilizando el agua para manufacturar productos,  otros poniendo a nuestra disposición bebidas de uso cotidiano, y todos usándola en nuestros hogares para nuestra higiene y uso personal, todo eso se consigue sacando el agua de su cauce natural y conduciéndola mediante bombeos por canales y tuberías de obra ejecutadas por lo hombres, desde tiempo inmemorial, para su mejor uso y disfrute. 

No me canso de escuchar los comentarios sobre el urgente y más que necesario trasvase entre el río Sorbe y el Bornova, todos diciendo que es imprescindible su ejecución para un futuro sostenible y que no se desperdicie el agua que rebosa de su presa, en eso estamos todos de acuerdo, aunque ninguna administración acomete la necesaria obra; así mismo tampoco nadie critica los trasvases desde el Tajo al alto Guadiana para que naden los patos en Ciudad Real y se puedan regar viñas con cientos de pozos ilegales, sin embargo, parece que los argumentos que se emplean para justificar estos aprovechamientos cotidianos, de los que todos nos aprovechamos y disfrutamos, se vuelven en contra del trasvase Tajo-Segura y de quien utilizan el agua en Alicante, Almería o Murcia.