Finaliza la restauración integral de la capilla de San Andrés, en Rueda de la Sierra
El Centro de Restauración de Albarracín se ha encargado de este proyecto, que ha durado ocho meses
El Centro de Restauración de la Fundación Santa María de Albarracín interviene, desde el pasado mes de junio, en la capilla de San Andrés de la localidad de Rueda de la Sierra, en la provincia de Guadalajara. Si bien la iglesia de las Nieves, donde se encuentra la mencionada capilla, pudo estar construida en el siglo XII, como evidencia la portada románica e interna del monumento, fue ampliamente reformada en los siglos XVI y XVIII. Precisamente a esta primera centuria pertenece la capilla, objeto de la intervención, que está presidida por un extraordinario retablo de advocación a San Andrés. Este bello escenario se atribuye a Andrés Vallejo, párroco de San Juan de Molina, que nació en Rueda de la Sierra, y que llegó a fiscal del Obispado de Sigüenza.
Esta restauración integral de la Capilla de San Andrés ha sido promovida por la parroquia, en colaboración con el Ayuntamiento de Rueda de la Sierra, Diputación Provincial de Guadalajara, y el Obispado de Sigüenza- Guadalajara, para la que se han destinado un total de 80.000 euros.
El conjunto presentaba un estado de conservación muy deteriorado. Tras ocho meses de intervención esta sorprendente capilla luce en todo su esplendor, habiendo recuperado la identidad con la que fue concebida. El equipo de restauración estructuró la intervención en cuatro fases, de diferente duración según la entidad de lo ejecutado:
- En la primera y en la segunda fase, durante unos 3 meses y medio, se abordó la fábrica de la capilla tanto en su portada, como en los muros y cubrimiento interior. La portada renacentista, está construida en sillares de piedra, que se abre en un gran arco de medio punto, flanqueado con dos grandes columnas abalaustradas, sobre cuyos capiteles se apoya un amplio entablamento sin decoración. A continuación se ejecutaron los paramentos y la bóveda de la capilla, cuyas nervaduras góticas conservaban elementos decorativos con un entrelazado puntual a modo de ocho. Los paramentos presentan un despiece característico de la época, en tonos blancos y negros, con la lacería, como se constata por ejemplo en los muros. El paramento frontal se encuentra abierto con una interesante saetera, decorada en su entorno, en la que se ha instalado un alabrastro. La intervención en estos elementos, pétreos y de mortero ha consistido principalmente en la eliminación de morteros de intervenciones anteriores, para sacar a la luz los yesos y policromía original del siglo XVI; También se han eliminado las eflorescencias desecando la piedra, que ha sido además limpiada y tratada con biocida. Se han consolidado las zonas debilitadas y su policromía, pasando a reconstruir volumétricamente, sobre todo del muro que estaba más deteriorado, rellenando sus fisuras y grietas. Se ha terminado con la reintegración cromática, tanto de las pinturas como de los paramentos reconstruidos.
-
En la tercera fase, de dos meses de duración, se ha restaurado el formidable retablo dedicado a San Andrés que se encontraba muy inestable estructuralmente, con abundante suciedad y barnices oxidados que ocultaban la extraordinaria calidad del bien. Para corregir las patologías que presentaba se han aplicado los minuciosos trabajos de limpieza superficial de todo el conjunto e inyección de biocida, protegiendo de urgencia la policromía; evidentemente, se han eliminado los repintes y purpurinas de manera química y mecánica; se han unido y encolado las piezas sueltas, atendiendo la reconstrucción volumétrica de las faltantes. Sentada la policromía, se estucaron las lagunas para finalizar con la reintegración volumétrica y protección final del bien. Es así como ha recobrado su aspecto y fisonomía original, presidiendo la formidable capilla de la misma edad.
-
En la cuarta fase se han llevado a cabo los trabajos de colocación del nuevo pavimento, dándole continuidad a la excavación arqueológica previa,que permitió descubrir una gran lapida de piedra central, así como restos de un antiguo suelo de mortero. Entre dos capas de mortero de cal se ha instalado un nivel de aireación, para prevenir de futuras humedades, rematando en la sacristía con un barro artesano y en la capilla con el característico solado de yeso. Es este el material que se halló en el escalón de acceso al altar y en el mismo altar, además decorado con sencillas policromías.