Hacia la fase 1
En manos de todos está avanzar o retroceder en el camino que ya se nota en las calles.
Castilla-La Mancha cumple de manera holgada los requisitos exigidos por el Ministerio de Sanidad para iniciar la fase 1 este próximo lunes, 11 de mayo. Promedio de casos, nivel de contagio, disponibilidad de camas para enfermos críticos, capacidad para hacer los test PCR y medios de protección, en particular mascarillas, son los valores asistenciales a examen. En casi toda España la situación es similar, lo que significa un avance en el cese de las restricciones al movimiento de los ciudadanos y en la progresiva vuelta a la necesaria reactivación de la economía, más acuciante si cabe tras conocerse los demoledores datos del desempleo en abril y las cada vez más negativas previsiones de los distintos organismos especializados. Dentro de dos semanas, tiempo de incubación de la enfermedad, se valorará el impacto del cambio de fase sobre las cifras epidemiológicas. La evolución dependerá del nivel de responsabilidad de los ciudadanos. Por ello es vital la disciplina en el cumplimiento de las medidas indicadas por las autoridades sanitarias. En manos de todos está avanzar o retroceder en el camino que ya se nota en las calles y que lo hará más a partir del lunes con, por ejemplo, en la capital, la apertura del mercadillo en Aguas Vivas (día 16), la recuperación total de la frecuencia del transporte público, la posibilidad de acceder al comercio sin cita previa o la apertura de algunos espacios culturales, así como otros aspectos que se terminarán de definir antes del domingo. Todo ello será probablemente dentro de las dos últimas semanas de estado de alarma que ya casi ningún partido político acepta tras la escenificación en el Congreso de los Diputados de la falta de unidad exigible. La clase política está enfrentada y así echa a andar la comisión parlamentaria llamada a resolver la segunda parte de esta crisis, la devastación de muchos negocios con el empleo que generan. Es inevitable que las visiones ideológicas tan distintas de la social democracia y del liberalismo se enfrenten en cuanto a las recetas a aplicar, pero es de temer un choque de trenes que impida alcanzar consensos mínimos para la protección de las personas y del tejido productivo. Se abre un periodo político tenso que hace entrever que el 24 de mayo se cierre el paraguas de la excepcionalidad constitucional y nos rijan otras normas que no pueden implicar marcha atrás en las medidas económicas y sociales ya decretadas como los ERTE o moratorias en pagos que seguirán necesitando durante tiempo empresas y ciudadanos.