Inocentadas

26/12/2016 - 12:39 Pedro Villaverde Martínez

Los jóvenes y no tan jóvenes tenían la costumbre de hacer una inocentada que duraba todo el día.

Dentro de estas fechas tan deseadas y bienvenidas nos encontramos con una efeméride destacada que es el día de los Santos Inocentes. Por supuesto dejamos aparte el asunto principal para los creyentes que es la celebración de la la venida del Niño que nos iba a redimir. En los pueblos, al menos en el mío era uno de los días navideños con especial celebración pagana… Todos hemos hecho o reído al menos alguna inocentada, alguna tan simple como el hecho de recortar un monigote de papel y pegárselo a alguien en la espalda con la intención de que los que le veían se rieran  de él, una gracia que parecía dejar en ridículo a quien era objeto de estas u otras inocentadas... Los jóvenes y no tan jóvenes tenían la costumbre de hacer una inocentada que duraba todo el día, pues tomaban el poder durante todo el día 28 de diciembre  repartiéndose los Cargos y haciendo a cuantos asistían como si ellos fueran quienes regían el acontecer de ese tan señalado día. Empezaban por poner multas si alguien salía a hacer cualquier menester, algunos inevitables y regían el acontecer del pueblo sancionando sin piedad el más mínimo desmán que ocurriera. Después tenía lugar un acto en que solían los mozos hacer en medio de la plaza Mayor algunas escaramuzas de detención a cualquiera…Llamaba la atención, tras forcejeos de fingimiento de que algunos habían cometido algún acto no permitido y los falsos guardias tenían que detenerlos. Después el alguacil se subía al campanario y leía la Epístola de Badana…en la que se recogían hechos o dichos verdaderos o falsos que habían ocurrido o iban a suceder. ..El ingenio siempre estaba presente y de modo un tanto picante se leían cosas que podían relacionarse o dar a entender algo que fuera o no verdad. El teatrillo estaba servido cuando los “falsos” guardias tenían que salir y llevarse presos a quienes se desbandaban. La ironía muy presente en toda la lectura y los forcejeos de los guardias con quienes jugaban a faltar a la ley ponía punto final a un acto muy reído por la mayoría del pueblo. Comprendemos que eran asuntillos que con cierto carácter de verosimilitud estaban dotados de gracia. Las bromas son una forma de diversión  presente en cualquier lugar. Bienvenidas siempre que no se pasen.