La democracia como vocación

02/01/2017 - 17:29 Jesús Fernández

¿Qué se entiende hoy por política?  Es un concepto muy difuso .

La democracia no es simplificable a una participación técnica en la organización del pluralismo mediante los partidos políticos. Hay que trascender este aspecto formal y situarse en ella como auténtica vocación de todo ciudadano. Para ello, se necesita una verdadera educación en la democracia. Existe mucho formalismo y tecnología de la participación en nuestros sistemas democráticos muy regulados  y poca atención a la formación de ideas y convicciones. Lo que hoya llamamos opciones democráticas de las personas no son más que intereses laborales o posiciones de conveniencia para obtener favores  o determinados patrocinios en busca de un proteccionismo social evidente.
    ¿Qué se entiende hoy por política?  Es un concepto muy difuso y se usa en el lenguaje aplicado a muchas cosas: política escolar, política cultural, política financiera o de los bancos, política de los sindicatos, etc. Aquí entendemos política como la forma de influir los ciudadanos en la construcción de un Estado. Ella define las relaciones de los particulares  con el poder del Estado. Todo ello desde el punto de vista sociológico.
    El Estado es esencialmente poder, incluida la fuerza física. La política trata de los medios legítimos y utilizados para acceder al poder. Otros prefieren  hablar de asalto, conquista, toma del poder, aludiendo a esquemas más bélicos o revolucionarios. La relación entre el Estado y la fuerza es hoy más íntima y profunda que en otras épocas. En este contexto hay que entender la democracia como una vocación universal de la sociedad. Todos los hombres y mujeres están llamados a ella, donde quiera que estén y a la comunidad étnica, racial, religiosa  o nacional que pertenezcan. Pero más allá de la iniciación  técnico-formal y organizativa, hay que insistir en la voluntad de democracia como vocación antropológica y social. Esta labor educativa corresponde también a los partidos políticos como organizaciones para la difusión de la democracia.
    La democracia tiene que ser una forma de vida. Muchos jóvenes la convierten en una profesión  laboral y en un proceso psicológico de desarrollo personal pues piensan en la política como una ocasión para ascender y mejorar su “status” o posición social con las implicaciones y mejoras económicas privilegiadas que ello comporta. Están obsesionados por la psicología social. Por ello, manejan mucho el mundo de los sentimientos de masas como son el  odio, el rencor, la revancha, la venganza, el conflicto, la depuración o eliminación de enemigos y opositores. Esto no es la democracia que se inspira en las grandes experiencias humanas de solidaridad, pluralismo, convivencia, renuncia, entrega, sacrificio, moderación, tolerancia, austeridad, contribución al bienestar de todos los conciudadanos.