La frontera entre Guadalajara y Madrid
Madrid y Guadalajara, por una decisión política tomada en su momento, son dos regiones diferentes pero que en un amplio cinturón están muy cerca físicamente.
Los municipios del Corredor del Henares tienen una población mayor a la que muestran los padrones municipales pues muchos de sus habitantes viven en sus localidades mientras se mantienen adscritos a Madrid por motivos médicos, para tener la tarjeta de residencia que les permita aparcar en la capital española o incluso por motivos fiscales. Quienes así actúan tienen sus razones pero causan un perjuicio a los ayuntamientos de los lugares donde efectivamente están, que se ven obligados a prestar más servicios de los que tienen capacidad y que perciben menos ayuda del Estado de la que les correspondería por volumen real de población. La cercanía con la comunidad vecina debe servir para sumar ventajas y oportunidades para los vecinos y no ser un problema. Desde hace muchos años hay dos ejemplos claros de cómo se deben gestionar los intereses, la Universidad de Alcalá de Henares donde estudian con normalidad los estudiantes de la provincia sin tener que desplazarse a la Universidad de Castilla-La Mancha, lo que sería un sinsentido, y la Mancomunidad de Aguas del Sorbe, donde se integra tanto Alcalá como la zona de Guadalajara que bebe de estas aguas. El transporte entre ambas comunidades debería ser libre y en iguales condiciones para los usuarios que viven en un territorio y trabajan en otro disfrutando todos de las mismas ventajas en precios, frecuencias y trayectos. Es necesario unificar este servicio, en el que se aprecia claramente el efecto frontera, tanto por tren como por autobús, que afecta diariamente a miles de personas. También se deben dar facilidades en materia sanitaria para que el enfermo reciba la mejor atención en el centro más cercano. Madrid y Guadalajara, por una decisión política tomada en su momento, son dos regiones diferentes pero que en un amplio cinturón están muy cerca físicamente y requieren de políticas coordinadas de sus gobiernos en beneficio de sus ciudadanos. Ahora bien, también éstos deben empadronarse donde viven y participar un poco más de la vida de estos lugares.