La gran duda

23/12/2017 - 11:49 Luis Monje Ciruelo

Es más que probable que con este panorama no se produzca indulto alguno de los presos, ni que los fugados vuelvan a su soñádo país.

Es más que probable que ninguno de los partidos catalanes obtenga representación suficiente para gobernar con mayoría parlamentaria. También lo es que haya que repetir elecciones pues el bloque independentista parece tallado de piedra numantina y aun a sabiendas de que no es Espanya sino Pujolandia quien els roba, sus electores mantienen una fidelidad a las mutantes siglas que les representan que ya las quisiera la banca con sus clientes.
    Es más que probable que tras una etapa de no agresión –excesiva- entre los partidos del bloque no independentista, vuelvan a las andadas, reprochándose la falta de generosidad para conceder la presidencia de la Generalitat no al líder del partido más votado entre los de este lado, sino al menos repudiado por el otro bloque, según percepción sociológica que consta en la carpeta B con la que trabajan los ideólogos funcionatas de cada formación.
    Es más que probable que con este panorama no se produzca indulto alguno de los presos, ni que los fugados vuelvan a su soñado país, el de Alicia; ni que las tres mil empresas reconsideren su vuelta al territorio que jamás pensaron abandonar; ni que a la vista del cierre de campaña cese el boicot a los productos catalanes, que les saldrá caro no a los empresarios sino a los charnegos que encienden el fogón de la fábrica, naturalmente.
    Es más que probable que la convivencia esté herida de muerte y que el proceso de treinta años de aleccionadora educación que proclama una España opresora, de siglos, no cese con la aceptación de unos resultados que no justifican mínimamente siquiera el planteamiento de la segregación de España. Y es más que probable que Europa, en el peor de los casos para la convivencia continental, no reconozca al inventado país que llega, pero no, tras siglos de una historia de destierro.
    Me dice el camarero donde tomo el café cada mañana que, ante tanta sinrazón que no acabamos de digerir, toneladas de pantoprazol, no nos queda sino preguntarnos por lo realmente inquietante, la gran duda: ¿qué vestido llevará Cristina Pedroche esta Nochevieja para dar las campanadas? Por ahí van los tiros, insiste, lo demás dejará de ser noticia en 48 horas. No sé.