La gran riada en las ferias y fiestas de otoño del año 1961 en Guadalajara
Recordamos cómo fue aquel trágico sábado del 14 de octubre que por la mañana había comenzado con misa y ofrenda de productos a la Virgen de la Antigua.
En estos días estamos observando como la sociedad española se está literalmente volcando con el pueblo valenciano, tras la devastadora riada producida en la noche del pasado 29 de octubre y que ha afectado a numerosos pueblos y ciudades de la provincia de Valencia. En la ciudad de Guadalajara siempre será recordada la terrible riada que sufrió la ciudad de Guadalajara en la tarde del sábado 14 de octubre de 1961, en plena celebración de las Ferias y Fiestas de otoño. Ese trágico sábado había comenzado en la ciudad arriacense por la mañana con la tradicional función religiosa en el Santuario de Nuestra Señora de la Antigua y posterior ofrenda de productos de la tierra a cargo de las integrantes de la Sección Femenina de Guadalajara ataviadas con el traje de alcarreñas.
Por la tarde los actos festivos comenzaron a las cuatro de la tarde en el campo del Productor con la celebración del Campeonato de Tirada a Pichón, por parte de los mejores escopetas de la provincia. Fue a partir de las seis de la tarde cuando comenzó una devastadora tormenta acompañada de granizo que duró varias horas. Mientras duró el temporal se produjeron daños en las bombillas de las farolas, rotura de cristales en viviendas, desprendimiento de toldos comerciales y múltiples destrozos en las casetas de los feriantes en el parque de la Concordia.
Las fuertes corrientes de agua que bajaban del paraje del Sotillo provocaron el hundimiento de varias tapias del complejo militar del Fuerte de San Francisco y la rotura del colector de la barriada de Sanz Vázquez. Se produjeron numerosos daños en la barriada del Alamín en donde numerosas personas tuvieron que ser desalojadas de los barracones en donde habitaban al ser arrastrados por las salvajes corrientes del barranco del Alamín. Pero los mayores destrozos causados por el agua se produjeron en el barrio de la estación como consecuencia del desbordamiento del Río Henares. Este desbordamiento de las aguas del río a su paso por Guadalajara trajo consigo el corte durante varias horas de la carretera que unía Madrid con Zaragoza. Quedaron atrapados más de ochocientos vehículos y sus ocupantes fueron alojados en el cuartel de regimiento de ingenieros, en domicilios particulares que acogieron en sus casas a familias con menores e igualmente en el edificio de la Sección Femenina en la plaza de San Esteban.
El puesto de control de emergencias quedó situado en las instalaciones radiofónicas de Radio Juventud de Guadalajara, en el antiguo palacio de la familia de los Bastidas, en la plaza de Fernando Beladiez. Desde allí las autoridades civiles y militares recibían las últimas novedades de la riada e igualmente emitían comunicados para informar a la población de que no salieran de sus casas. El paso a través del puente Árabe quedó cortado hasta las primeras horas del día siguiente, por lo que muchas personas que habían acudido al Circo Mundial, que se había instalado en la Huerta de Lara frente a la estación de ferrocarril, tuvieron que pasar la noche en el interior de la estación del tren.
Sobre las nueve horas del domingo 15 de octubre, la carretera de Madrid- Zaragoza quedaba abierta al tránsito de vehículos, pero no así la línea de ferrocarril que sufrió numerosos daños en sus vías, tanto en Azuqueca de Henares como en la propia Guadalajara. Al mediodía de ese domingo, el alcalde de Guadalajara, Pedro Sanz Vázquez, hizo un balance de los daños ocasionados en la ciudad e igualmente manifestó a los medios de comunicación que milagrosamente no había que lamentar ninguna desgracia personal. Por último manifestó en la rueda de prensa que las ferias y fiestas de otoño no se suspendían para no perjudicar a los comerciantes de la ciudad, los feriantes del parque de la Concordia así como a la empresa que gestionaba la plaza de toros, ya que había programado una corrida de toros ese mismo domingo, una novillada y por último un espectáculo cómico taurino y musical.
Pasados unos días de la gran riada, las autoridades gubernativas de Guadalajara cifraron los daños causados tanto en la capital como en los pueblos de la provincia en algo más de cien millones de pesetas. Fue sin lugar a dudas la mayor riada de la historia de Guadalajara, siendo noticia en medios de comunicación nacional, así como en los periódicos locales Flores y Abejas y Nueva Alcarria.