La lluvia no tuvo piedad con un Gigante que superó con éxito adversidades
La segunda jornada tuvo que ser suspendida justo cuando Rayden actuaba.
La climatología ha sido implacable con el regreso del Festival Gigante a Guadalajara, tras un brillante comienzo, el jueves, con Dorian como cabeza de cartel, y escenarios a rebosar. Al día siguiente, en torno a las 22.00 horas, comenzaba una fuerte tormenta que no mostró piedad con los espectadores que se habían reunido en la Fuente de la Niña para disfrutar de la celebración de su décimo aniversario.
En mitad de la actuación de Rayden, la intensa lluvia obligaba a suspender el concierto. Primero se procedía a abrir el graderío de las pistas deportivas para que los asistentes pudieran refugiarse en él. Después, en torno a las 22.30 horas, se comunicaba la imposibilidad de volver a usar los escenarios y, poco tiempo después, la cancelación de la jornada. Además, se habilitaba la carpa de producción, en la piscina Sonia Reyes, como refugio para todos usuarios de la zona de acampada.
El sábado, tras las dudas iniciales y los rumores infundados de cancelación de la última jornada, el evento pudo celebrarse, pese a que tuvo lugar algún chaparrón que otro. La organización informaba de que, tras comprobar que los equipos de sonido y luces de cada uno de los escenarios del recinto estaban operativos, decidían proseguir con la celebración de la última jornada de conciertos que conmemoran su décimo aniversario.
El jueves daba comienzo la cita. La cantautora alcarreña Itziar Gregorio subía a las tablas del Escenario Guadalajara, por las que poco después pasaron el pop épico de Chef Creador; las letras ácidas e irónicas de Celia Becks; los sonidos latinos del cantautor y productor Andreew; la vanguardia pop del dúo madrileño Vangoura; el carisma inimitable y reivindicativo del huracán Rocío Saiz; y el viaje musical desde los 70 hasta la actualidad del DJ Robin Tooth.
Hacia las 22.00 horas caían las primeras cervezas, perritos calientes, gofres y platos de tex mex fast food. Paseando, unos metros más adelante, un espacio dedicado al mundo Mahou, con divertidos juegos incluidos. Y, más abajo, pasando por el escenario Gigante, se escuchaban los acordes de Malmo 040.
Sonaba en el escenario Vibramaou el dúo Besmaya con su atmósfera de pop distendido, presentando las canciones de su álbum Nuevos lemas, su primer larga duración. Un show en el que nos sumergieron en un auténtico viaje introspectivo que sedujo al público con su cóctel sonoro a caballo entre lo orgánico y lo electrónico.
Dorian
Asomaron por la tarima Dorian, con los barceloneses Marc y compañía y con su puesta en escena y vestimenta clásica: ropa negra, sintetizadores, cajas de ritmos, guitarra, bajo y batería. Todos, absolutamente todos, la cantaron al unísono. El temblor, Verte amanecer, Energía rara algunos temas de su inminente nuevo disco, Futuros imposibles. A cualquier otra parte, La Tormenta de Arena… Música techno y electropop se alternaba con el dark wave y post punk de los 80. Una combinación explosiva que hizo bailar a personas de todas las edades, con una curiosidad muy propia de los festivales indie: la diversidad de formas de vestir. Nadie iba igual. Hipsters, siniestros, gente con sus vaqueros y camisa al estilo clásico, camisas floreadas, eso sí, algo más al estilo, e incluso peñas con sus camisetas, colaboraron y lo dieron todo para que el nombre de Guadalajara apareciera por toda España.
Tomó el relevo la garra de Samuraï y su arrolladora energía, que desataron la locura de los presentes con ese sonido rock dosmilero hecho para bailar, saltar y gritar hasta quedarse sin voz. Y así ocurrió este jueves en el Estadio Fuente de la Niña con canciones como Por si mañana no estoy o Corazón quemado, presentes en su próximo disco El silencio del ruido, o su exitoso himno junto a La La Love You, El principio de algo. Cerró la noche la Fiesta Polenta, una de las citas más populares de Argentina.
The Vaccines
The Vaccines, grupo Indie británico estrella, fue el encargado de iniciar la recta final del festival, superando las expectativas. Sus grandes canciones, entre otras, If you wanna, Post break up sex o All in White, cautivaron a un público entregado a su calidad en vivo, de la misma forma que Ojete Calor, más festivos, menos ceremoniosos y más festivaleros, que fueron los que más gente movieron. Emotiva fue la despedida de Niños Mutantes. Sobre los tres escenarios diferentes, hubo música para todos los gustos. Sobre el escenario Vibramahou se respiró un ambiente netamente alternativo con bandas como Carlos Sadness y Xoel López.
Pasó el susto. Desde la organización respiran aliviados, porque, al final, lograron sacar casi todo el festival, pese a que la amenazadora DANA pesó sobre sus cabezas durante los tres días que duró. Sin embargo, ha sido muy alabada en las redes su buena gestión de la crisis, manteniendo en todo momento informados a sus clientes, los más indies de Guadalajara.
Polémica en Bardales
“La hostelería del Casco Histórico ha sido engañada por Ana Guarinos”. Así de contundente se mostraba ayer la portavoz socialista en el Ayuntamiento de Guadalajara, Lucía de Luz, tras conocer las reacciones de los distintos bares de Bardales que, con motivo de Festival Gigante, habían solicitado realizar vermús en las plazas y que vieron cómo la Policía Local les hacía finalizar de forma abrupta antes de tiempo este pasado sábado.
Tal y como explicaba De Luz, los bares habían solicitado la instalación de barras en plazas contiguas a sus locales “como ocurría tradicionalmente con la celebración del Festival Gigante en la ciudad”, aunque no sin problemas ante las trabas del gobierno de Guarinos a facilitar un horario acorde.
En la misma línea, De Luz incidía en que, inicialmente, “los bares habían recibido como respuesta a su solicitud un horario con el que “para nada estaban de acuerdo” y que les hacía sospechar que las imposiciones llegaban desde el Festival Gigante”. “Les hacían cerrar a las 17.00 horas, justo cuando la activada empezaba en la Fuente de la Niña”, exponía De Luz.
Así, y tal como pudo saber el Grupo Socialista, apenas dos días antes del vermú, el horario final de cierre aumentaba hasta las 19.00 horas, algo que pareció convencer a los bares del Casco y les hizo montar, finalmente, barras y música.