La pobreza ideológica
En la lucha contra la pobreza juega un gran papel la ideología.
¿Otra forma de pobreza más? La pobreza llega a las ideologías. Cada vez más hombres se sienten dependientes, a pesar del trabajo, de la educación, de la economía y del bienestar. Cada vez más personas se encuentran en la pobreza. Pobres entre los ricos. La pobreza es una condición antropológica y espiritual. La pobreza interior, necesidades internas, dicen otros. Cada uno es dueño de sus sentimientos, de su felicidad o desgracias, de sus miedos y angustias. Y de sus ideologías. Que no nos roben las ideas y los principios. Cada uno es empresario de sí mismo y gestiona sus necesidades.
En la lucha contra la pobreza juega un gran papel la ideología. Más aun, la pobreza se encuentra entre la ideología y la economía. Contra la pobreza hay economías pobres pero también ideologías muy pobres, muy débiles y, sobre todo, hay ideologías absurdas. Por otra parte, la ideología es una pobreza del pensamiento y de la conciencia. La aristocracia, la estética y la dignidad de las ideologías han pasado. Hoy se valora más el poder no sólo el de producir o de adquirir sino el poder en sí que produce al hombre, al egoísta de tal manera que la fuerza de las ideas se han cambiado por la voluntad de poder. Las ideas no crean, no producen. Sólo produce el poder.
¿Tienen los pobres una ideología propia, una mentalidad y los ricos otra muy distinta y opuesta? ¿Se piensa como se vive (marxismo) o se vive como se piensa (cristianismo)? ¿Qué es primero, vivir o filosofar? ¿La conciencia dicta la vida o la vida dicta las creencias? ¿Quién dirige la vida los principios o la economía? Esta es la gran pregunta que plantea el materialismo marxista. La producción de la conciencia es el mayor problema de nuestro tiempo, es decir, cómo generamos las ideas, la representación del mundo o la explicación de la realidad de los demás. Ya no basta la educación como génesis de la persona, de tal manera que quien no tuviese ideas o educación estaba expuesto a la mayor de las pobrezas. Para unos es sólo la experiencia bruta, los sentidos, quienes perciben el mundo. Para otros, es la conciencia, la ideología la que anticipa y proyecta la sensibilidad o capacidad de organizar el mundo. Muchas personas se sienten dependientes confían en la ideología de los demás. Es la pobreza ideológica que se presta a la manipulación y utilización de los individuos.
A eso hay que añadir la nacionalización de las ideas, el monopolio del Estado en relación con el pensamiento, la expresión, la opinión, la educación, las ideologías de los ciuadnos. Uno no piensa lo que quiere sino lo que quieren los demás que piense. Pensar por los demás es la mayor pobreza que puede existir en el mundo de las personas. El espíritu es la mayor riqueza de los individuos.