La realidad del cambio climático

26/06/2017 - 19:40 Redacción

Hablamos de olas de calor, pero no son tales, simplemente es que el verano adelanta su llegada por el calentamiento global y ello, como alteración que es, tiene efectos negativos.

En los colegios e institutos de la provincia están sufriendo los estragos del calor. Los edificios, donde no hay clase los meses de julio y agosto que es cuando se registran las más altas temperaturas, no están acondicionados porque nunca había hecho falta acometer estas inversiones. Sin embargo en este curso valores más propios de mediados de julio y agosto han hecho difícil el día a día en las aulas y no dos o tres jornadas, que podrían formar parte de una ola de calor. Es la constatación de una tendencia a primaveras más cálidas que ha llevado incluso a que se alcance más de treinta grados a finales de mayo en la zona de Molina. Además de sufrir la salud de las personas, la subida de los termómetros fuera de su periodo normal afecta a la naturaleza y los procesos biológicos. El campo sufre y el periodo de incendios forestales se alarga- ya hemos tenido uno complicado entre Almoguera e Illana-. Agudiza, además, el problema de la sequía. Existe un temor en muchas de nuestras pequeñas localidades a que no llegue el agua a las casas este verano e incluso se ha decretado el nivel de prealerta en Beleña, de donde se abastece la capital. Hablamos de olas de calor, pero no son tales, simplemente es que el verano adelanta su llegada por el calentamiento global y ello, como alteración que es, tiene efectos negativos. Es necesario que se informe a la ciudadanía de esta situación y, al tiempo que a nivel político adopten medidas para ralentizar el proceso, que aunque muy lento es imparable, se diga cuál es el grano de arena que puede aportar el simple vecino. Hábitos como cambiar una bombilla normal por otra de bajo consumo, apagar la televisión y el ordenador cuando no se estén usando, utilizar más transporte público, cuidar la presión de los neumáticos, reciclar la basura, usar menos embalajes, manejar mejor los electrodomésticos, no abusar del agua caliente o ajustar bien el termostato son pequeñas acciones cotidianas que permitirán que seamos parte de la solución de un problema que afecta a todos y cuyas consecuencias serán demoledoras para las generaciones futuras.