La Soldadesca y Lepanto

29/01/2018 - 18:47 Luis Monje Ciruelo

 El verismorismo de los rostros, que lucen barba y bigotes de la época, causan gran impresión en los visitantes.

De las tres soldadescas que hay en la provincia, las de Mazuecos, Hinojosa y Codes, la más conocida es la de Mazuecos, quizá por su origen en la batalla de Lepanto “la más alta ocasión que vieron los siglos”, según Cervantes, que participó en ella. Y no estuvo muy descaminado, porque allí murieron 35.000 hombres de los 180.000 que lucharon entre los dos bandos; fueron hundidas 250 naves turcas y 45 galeras cristianas. La Soldadesca de Mazuecos, es la de más relieve quizá por su origen en un hecho heroico de un hijo de Mazuecos en esa  famosa batalla. Los lectores tendrán que disculparme si aprovecho la ocasión de la soldadesca para destacar  la labor de la descendiente de Mazuecos, Petri Arenas Blanco, cuyo nombre no voy a ocultar porque fuera mi mujer, quien dedicó muchas horas de su vida a potenciar esta  tradición del pueblo de sus padres. Comenzó recuperando, con la ayuda de la Diputación, los uniformes de los Tercios de Flandes  que vestían en su primera época,  los uniformes de los Tercios. Promovió después la Asociación de Amigos de la Soldadesca. Pero su mejor iniciativa fue el Museo de la Soldadesca, instalado en el Ayuntamiento, en el que se muestran doce figuras de tamaño natural, vestidas del uniforme del Ejercito español en el siglo XVI. El verismorismo de los rostros, que lucen barba y bigotes de la época, causan gran impresión en los visitantes, debido también a los reflejos de los cristales  del gran armario/vitrina en que se muestran capitán se muestran, parecen auténticos soldados con sus espadas y alabardas. Destaca a figura del capitán con capa roja, amplio sombrero, chambergo, gorguera y botas hasta la rodilla, como todos.
    La muerte inesperada de Petri Arenas en 2010, impidió la puesta en marcha de otras iniciativas que contaban con el beneplácito del Ayuntamiento, como era hacer del Cerro Redondo, una singular colina de las afueras, un símbolo del pueblo, repoblando de pinos sus laderas, y erigiendo en la cumbre un monumentouna gran Cruz de madera con destellos en lo alto mediante placas solares que serían visibles desde  varios  kilómetros a la redonda. La idea era también de construir en la cumbre un mirador sobre la vega del Tajo. El Ayuntamiento ofreció el año pasado un homenaje a su memoria dando el nombre de Petri Arenas al Centro Cultural.