La tromba de agua arrasa huertos, explotaciones ganaderas y levanta calles en Fuentelencina

18/09/2018 - 14:33 M.Pérez

Desolación. Es la palabra que describe lo que están viviendo en los pueblos de la Alcarria que en la tarde noche del lunes sufrieron las consecuencias de una lluvia torrencial que, en algunos casos, como Fuentelencina, arrasó la parte baja de la localidad, sobretodo la vega y la zona de la Fuente Baja. Fueron varias horas de tromba con más de 110 litros, entre las dos tormentas que cayeron, algo que no ocurría desde la tragedia de Yebra, en 1995. Desde lo alto, donde está ubicado el casco urbano, miraban incrédulos cómo el agua ocupaba sus calles y hacía la fuente bajaba un auténtico río de lodo. “Hace doce horas que no llueve y fijaron cómo corre el agua por las parcelas”, les comentaba el alcalde, Santos López, ante vecinos y el subdelegado del Gobierno en Guadalajara, Ángel Canales y el delegado de la Junta  Alberto Rojo, a los que después se uniría el diputado Octavio Contreras, cuando  pasaban poco más de las 10.00 horas de este mañana.

Huertos completamente anegados, con la hortaliza flotando fuera de las fincas, la fuerza de la lluvia hizo que el agua buscara vías de escape rompiendo el asfalto, redes de agua, dejando al descubierto grietas de más de 1,20 metros de profundidad y casi uno de ancho. Tal y como reconocieron tanto el al alcalde de la villa, Santos López, como el delegado de la Junta, Alberto Rojo, “lo importante es que no hemos tenido que lamentar daños personales”. Cosas del destino, el albergue de San Agustín, que se ubica en la zona más afectada y por donde la riada bajó en tromba, estaba cerrado. “Este establecimiento permanecerá cerrado desde el 17 de septiembre hasta el 2 de octubre, ambos inclusive”, rezaba en un letrero mojado en la puerta. “Lo primordial es dar acceso al albergue y a la calle, que está totalmente partida con los desagues fuera”, insistía Santos López. “Mi pueblo necesita ayuda”, reiteraba.

Voluntarios de Protección Civil se afanaban por recoger el lodo de la Fuente Baja, vecinos retiraban las vayas y rocas, y hasta el alcalde se abría paso como podía entre los cascotes de la calle. En el albergue también había gente trabajando con palas retirando el barro de las zonas comunes exteriores, piedras y demás objetos que el agua había llevado hasta el muro exterior, que ayudó a contener algo de agua.  No así lo hicieron las parcelas valladas de la malograda calle que va hacia la Fuente Baja, que cedieron a la riada y fueron literalmente arrasadas con los mástiles y toda la broza de vegetación. Tampoco corrieron suerte los corderos de Raúl, pastor de Fuetenlencina, que cuando bajó a su explotación ganadera se encontró un panorama desolador.

Una grieta de más de un metro impedía bajar hasta la hondonada donde estaban sus corderos, más de cien, y de los que sólo ha salvado unos cuarenta, que tenía apartado en un lugar seguro. “Tenía más de un centenar, me faltan muchos. Algunos han aparecido ahogados, otros no se si han sobrevivido”, relataba apesadumbrado, mirando todo lo que el agua había arrastrado, rocas, barro, cieno, … “Tengo que pedir que me ayuden a limpiar y desinfectar todo, hay que encontrar a los corderos”, decía esta mañana mirando a su alrededor, “Dónde voy a meter a mis 33 corderos”, se lamentaba. Y es que la explotación ha quedado destrozada. Todo el perímetro rodó aguas abajo, abrevaderos, útiles, … Y mientras valoraba los daños empezaron a aparecer algunos corderos balando, completamente calados, “han debido de huir por lo alto, no se donde se pueden haber cobijado”, señalaba el pastor, insistiendo en que “nunca” había llovido tanto en tan poco tiempo. “Daban 6 litros de lluvia y han caído más de cien”.

 

 Mañana muy dura para los vecinos de Fuentelencina que se acercaban a sus propiedades, para ver los efectos devastadores de un agua que llovió para disgusto de muchos.