Las ocas de Valdeluz

22/01/2017 - 13:05 Luis Monje Ciruelo

Se advierte que Valdeluz avanza pese a la crisis y al derrotismo de algunos, y hablando de ello aposté con mi acompañante a que dentro de diez años nadie calificará a Valdeluz de Ciudad Fantasma.

Las bajas temperaturas de los últimos días me han hecho pensar en las ocas de los estanques de Valdeluz, urbanización del término de Yebes, que aspira  a ser una ciudad. Y camino lleva, aunque lento. Me gusta ir de vez cuando por allí, no sólo para apreciar las continuas novedades, sino para admirar las poderosas carrascas que, acertadamente, se han conservado para recreo de los nuevos habitantes que llegan tratando de aproximarse a la naturaleza. Este ambicioso proyecto es un Programa de Actuación Urbanística (PAU) a 7km de Guadalajara junto a la N-320, que algunos no han entendido, pero que en cada visita muestra notables novedades.  En la última dudamos si una avanzada construcción modernista de mayor entidad será una iglesia o un polideportivo. Se ven ya algunos pequeños comercios en marcha y más de un amplio local destinado a supermercado o gran superficie. Se advierte que Valdeluz avanza pese a la crisis y al derrotismo de algunos, y hablando de ello aposté con mi acompañante a que dentro de diez años nadie calificará a Valdeluz de Ciudad Fantasma, aunque pueda parecer que hasta ahora no se ha alcanzado el ritmo de crecimiento deseado. Un  dato significativo es que Ayuntamiento y Consejería de Educación del Gobierno regional han coincidido en que el próximo curso se  abrirá un colegio  para el que hay ya suficientes alumnos.
    En cuanto a las ocas de Valdeluz, que es a lo que íbamos, allí estaban tan campantes en su mayoría, alguna semiatrapada por el hielo y otras tratando de ensanchar con el pico la superficie congelada de su entorno, pero sin riesgo de repetir la aventura de un grupo de ánsares que vivió en una pequeña laguna del Alto Tajo. Se posó para descansar y pasar la noche de regreso de un largo viaje y, cuando trataron de reanudar el vuelo a la mañana siguiente, se encontraron atrapadas por el hielo. Tras varios intentos individuales, el grupo se elevó al unísono llevándose  una placa de hielo de varios metros cuadrados de superficie que  llenaría de asombro a algún lugareño cuando se desprendiera, al ver caer caía hielo de un cielo sin nubes. Todos somos hombres de poca fe humana. Pero el relato de la laguna helada  es original.  Y también había en Valdeluz un grupo de golfistas en la fría mañana, eso sí, bien abrigados.